Diario de León
León

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L a sombra de la sospecha oscurece estos días al deporte. La operación Galgo corre como la pólvora mientras los principales imputados intentan alejarse de la mecha y barruntan para esperar a que escampe. El médico Eufemiano Fuentes acusa a la selección española de fútbol de utilizar sustancias prohibidas. Pretende que dudemos de la Eurocopa y del Mundial, del esfuerzo y sacrificio de un grupo de jugadores que son ejemplo para millones de niños. Es un cobarde. Su defensa es un ataque desde la trinchera, sin dar la cara. Lo tiene difícil para salir ileso de una operación meditada, donde abundan las pruebas y son muchas las conversaciones telefónicas que le implican a él, a Pascua, a Marta Domínguez y a una larga lista de atletas y preparadores en la red de tráfico de productos dopantes. Parece una mala noticia, pero no lo es. El deporte está de enhorabuena porque los tramposos lo tendrán ahora más difícil para competir. Los que disparan con pólvora ajena, como Pascua y Fuentes, tampoco lo tendrán fácil. No podrán jugar más con la salud de los deportistas ni utilizarán su ilusión para seguir en la cumbre.

La Justicia ha puesto en marcha su rodillo y debe ser ella quien dirima las responsabilidades. Lo que es seguro es que el deporte saldrá absuelto, aunque les pese. La selección española seguirá apoyándose en el cetro de campeona de Europa y del Mundo. Los niños acudirán al deporte para reforzar valores como el compañerismo, el trabajo en equipo, el esfuerzo, el sacrificio, la competitividad... El atletismo mantendrá a sus seguidores. Todo quedará igual. La honestidad de la gran mayoría de deportistas está fuera de toda duda y su abnegación con la sociedad también. El último ejemplo, por citar alguno, nos lo brindaron el sábado los seguidores del Español, casi 45.000 pericos, arrodillados ante Andrés Iniesta. Su gesto hacia Jarque el día que ganó el Mundial es una prueba más.

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