Diario de León

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León ajusta cuentas con los franceses (29-28)

El Reale Ademar escribe otra gesta con Ruesga de escribano al imponerse al Montpellier. Su horizonte en Europa se agranda.

Con sus once goles el primera línea del Reale Ademar, Carlos Ruesga, fue un «cañón» contra el que no pudo hacer nada el Montpellier.

Con sus once goles el primera línea del Reale Ademar, Carlos Ruesga, fue un «cañón» contra el que no pudo hacer nada el Montpellier.

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georgino fernández | león
León

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Otra página para la excelencia. Otra vez que el Reale Ademar consigue emocionar hasta ese punto mágico de quien sabe que ha gozado de sesenta minutos irrepetibles con un equipo vibrante que es capaz de sobreponerse a todos los contratiempos para tumbar (29-28) al campeón de la liga francesa, un Montpellier que no conoce la derrota en su país, y que es uno de los candidatos a disputar la Final Four en Colonia. Pero ayer dobló la rodilla en León y permitió a la grada paladear una victoria con cierto sabor a venganza por las humoradas del Canal Plus francés con el deporte español.

¿Y el secreto? No es uno, ayer al menos fueron dos. Por una parte la nobleza de un grupo sólido que cree en sus posibilidades y que tuvo en Ruesga a su particular mesías. Y por otra la lección táctica que dio el equipo leonés para sobreponerse a sus cuatro bajas, superar las dificultades, dar la vuelta al partido y no permitir que el Montpellier recuperase nunca el mando.

Después de ésta victoria los leoneses tienen prácticamente asegurado el tercer puesto de su grupo en Liga de Campeones y dependen de sí mismos para lograrlo. Pero no sólo eso. El triunfo alimenta el sueño europeo y permite al Reale Ademar pensar en cotas inimaginables al principio de la competición. Ahora está en condiciones de pugnar por la segunda plaza porque tiene mejor calendario —en teoría— que el Copenhague danés.

El éxtasis final de todo el ademarismo no tuvo, sin embargo, un buen arranque. De entrada la defensa 5-1 profunda y con muchas ayudas que montó el Montpellier se le atragantó de forma notable a un Reale Ademar que en siete minutos sólo fue capaz de perforar una sólo vez la meta defendida por el eslovaco Stochl. El ataque francés se cargaba sobre el lateral izquierdo que debía cubrir un extremo, Stranovsky, por la falta de efectivos en ese puesto. El resultado fue que en el minuto once el Reale Ademar caía por un claro 3-7. El equipo leonés no carburaba y el técnico Isidoro Martínez solicitó su primer tiempo muerto.

La defensa abierta y agresiva de los franceses no permitía el lanzamiento y la opción fue bascular el juego hacia los pivotes y a los extremos. Resultó acertado. Un parcial de 4-0 con goles de Cabanas y Stranovsky metía de nuevo a los leoneses en el partido y cambiaba el guión

Tanto que a Canayer, técnico del Montpellier, no le gustó nada y fue él quien se dirigió a la mesa para parar el partido con su primer tiempo muerto.

Los leoneses ay eran otros. Se aplicaron a una defensa mixta que el Montpellier atacaba mal, cometiendo todo un rosario de errores y pérdidas de balón. Justo lo que esperaba Isidoro Martínez. Antonio García entendió que la pegajosa defensa gala no le dejaba lanzar y se puso a generar juego y pases increíbles que propiciaron la explosión de Ruesga.

Con todo el partido se estaba decidiendo en defensa. A falta de cinco minutos para el final el empate a nueve lo dejaba claro. Estaba claro que iba a ser un envite a cara de perro. Al final de los primeros treinta minutos el Ademar se fue al descanso ganando por 13-12. Todo por decidir.

La segunda se inició con intercambio de goles y con los mismos esquemas que en la primera. A los diez minutos los árbitros decidieron hacerse notar y con una doble exclusión rigurosa de Stranovsky y García dejaban con cuatro en pista a los leoneses y enardecían a la grada. Pero Ruesga, ayer genial hizo un golazo al Montpellier que minimizó los efectos de una clara superioridad que se saldó en tablas. Kavticnik y Ruesga (nueve dianas cada uno) tiran del carro pero las tablas constantes marcan los minutos. Al ecuador de la segunda parte se llega con empate a 21. El Ademar resiste pese a las bajas. La grada grita «¡Sí se puede!».

Isidoro pone en práctica su defensa 5-1 profunda y mixta con Borges de adelantado. Tácticamente el Ademar maneja mejor el partido. Abre una pequeña brecha: 27-25 que alienta la ilusión. Pero el Montpellier empata (27-27) a poco más de tres minutos para el final y ahí vuelve a emerger la figura de un Ruesga que a menos de un minuto se saca un misil marca de la casa para sentenciar la victoria.

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