Diario de León

León cae en el último suspiro

El derroche físico de los de De Grado no impide la derrota frente a un Lleida que nunca contó con ventajas sólidas. Lucho, Durley y Julio tuvieron en sus manos el triunfo en el minuto final.

Alzamora intenta taponar un lanzamiento de Mortellaro tras hacerse el pívot de León con el rebote.

Alzamora intenta taponar un lanzamiento de Mortellaro tras hacerse el pívot de León con el rebote.

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Baloncesto León nadó para morir en la orilla frente al Lleida (74-76) en un pulso en el que esta vez su garra no le bastó para doblegar a un rival que si bien dominó buena parte del partido en los instantes finales se vio favorecido por dos acciones de los locales que bien pudieron firmar otro final para la película. Un triple errado por Lucho y dos tiros libres de Julio que tampoco encontraron premio acabaron por dilapidar las opciones de León.

Eficacia en ataque frente a contundencia en defensa. Con esos dos argumentos afrontaban su envite leoneses y catalanes. Con el salto inicial a su favor los de De Grado podían dar primero pero ni en esa primera acción ofensiva ni en la siguiente el balón tocaba aro. El Lleida sí estuvo más certero y eso le permitió marcar la primera renta a su favor con el 0-4. Fue el reflejo de lo que iba a suceder en los minutos siguientes.

Los de Ricard Casas estaban llevando el choque a su terreno, el defensivo con pocas canastas. Eso sí, más constantes que las de los locales en los que sólo Julio y Mortellaro producían. Con 2-9 en el electrónico la pesadilla de otro cuarto para olvidar oteaba sobre la pista. León intentaba desperezarse con el dominio en el rebote pero ni por esas. El Lleida, con un Detrick resolutivo, repetía la máxima renta a su favor con el 6-13. En ese momento Quezada empezaba a calentar su mano y los locales a construir una remontada que paso a paso les llevó a entrar de lleno en el pulso por la victoria. Ni la segunda personal de Durley que en este envite cedía su rol de titular a Múgica impedía que a 21 segundos para cerrar el primer capítulo León adquiriera por vez primera en el choque ventaja (19-18).

La puja estaba más abierta que nunca. Y eso que los locales no lucían su mejor cara. Pero con garra se mantenían a flote superando al menos la primera reválida, la de los diez minutos iniciales que en este tramo de la Liga le han hecho tanto daño. Ahora el marcador jugaba al menos momentáneamente a su favor.

La segunda entrega de diez minutos iba a vivir un tramo inicial igualado hasta que nuevamente los errores ofensivos merced a una loable defensa visitante cortocicuitaban las opciones de los de De Grado. Tres acciones consecutivas del Lleida con dos triples incluidos devolvían el riesgo al electrónico (21-29). La tercera a Quezada empeoraba incluso el panorama. Con el doiminicano en el banquillo las posibilidades de ver aro rival disminuían. O eso se atisbaba porque con Julio al mando de las operaciones león aguantaba el tirón. El 24-35 y el 28-39 fueron los peores escenarios posibles. A partir de ahí y como había sucedido en los últimos compases del cuarto precedente los de De Grado enjugaban jugada a jugada su desventaja hasta un esperanzador 38-44.

Lo mejor iba a llegar tras el paso por vestuarios. Contundente en defensa y esta vez más acertado en la finalización de las jugadas ofensivas en apenas tres minutos León recuperaba el mando de las operaciones (45-44). Esta vez las sensaciones eran más consistentes. Los locales tenían en su mano apuntalar su liderazgo en el marcador aunque su irregularidad volvía a hacer acto de presencia permitiendo la reacción visitante que a tres minutos para cerrar el tercer capítulo se iba seis arriba (47-53). Con esos márgenes en contra iba a convivir el plantel local hasta alcanzar el último cuarto.

A diez minutos para el final León mantenía el aliento (58-62) frente a un Lleida que empezaba a dar síntomas de debilidad. Incluso el marcador pudo quedar más comprimido si no fuera por la canasta de Kale sobre la bocina.

Y todo ello con Julio González durante muchos minutos en la pista ejerciendo la labor de base. Precisamente con el asturiano en la pista Baloncesto León aplicaba altas dosis de intensidad a cada acción. Durley, Quezada y Julio estaban llevando en volandas a los de De Grado que con 71-72 en contra dispusieron incluso de dos acciones para situarse por delante. Dos pérdidas lo impidieron pero el choque estaba tan vivo que todo podía pasar. Incluso que Rocchia, merced a dos tiros desde la línea de personal pusiera por delante a los leoneses que incluso tuvieron en sus manos irse de cuatro puntos si Lucho no hubiera fallado un lanzamiento triple. Durley hizo poco después lo propio.

Con 73-74 y 30 segundos por delante Julio se iba a la personal. En este caso no llegó a concretar y ahí el Lleida supo que en el cara o cruz esta vez iba a salir ganador. Kale, a cinco segundos para el final, lo hizo realidad.

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