Diario de León

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León cede en el todo o nada (89-94)

Los de De Grado fuerzan hasta dos prórrogas frente a un Iruña que apela a varias acciones afortunadas para salir airoso del Palacio.

El pívot de León Chris Mortellaro lanza a canasta ante el intento de tapón del ‘cuatro’ del Iruña, Kevin Langford.

El pívot de León Chris Mortellaro lanza a canasta ante el intento de tapón del ‘cuatro’ del Iruña, Kevin Langford.

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Baloncesto León consumió hasta su última gota de esfuerzo para sacar adelante su nueva reválida camino al play-off de ascenso para morir en la orilla tras un partido épico en el que tocó la gloria pero tuvo el ingrato premio de la derrota frente a un Iruña Navarra (89-94) que sacó petróleo a su suerte en los instantes postreros sellando en la segunda prórroga su pasaporte definitivo para la fase de ascenso.

León, por su parte, tendrá que esperar a los tres próximos envites en los que lo único que vale es sumar y esperar a una carambola. Y todo tras un partido en el que de la nada pasó al todo tras el descanso y a la decepción de un resultado adverso después de 50 minutos sin tregua.

Los diez primeros son siempre un termómetro fiable para calibrar el camino que puede seguir un choque y los de De Grado demostraron que a veces sólo con las ganas no se puede. Con el salto inicial en manos de los pamploneses merced a la envergadura de su gigante Starosta (quizás esa es la mejor definición de un jugador que con su altura es capaz de anotar apenas tres canastas de diez intentos bajo aros), la primera entrega de intercambios ofensivos no obstante iba a beneficiar a los locales.

Lucho y Quezada, especialmente el primero, situaban el electrónico en un ilusionante 5-0 con dos minutos consumidos. La cosa pintaba bien porque el Iruña ya había desperdiciado cuatro presencias en la zona leonesa con sendos triples de Savistki dos lanzamientos de Starosta. A partir de ahí el ataque local empezó a dar síntomas de agotamiento. Atascado y sin un camino claro hacia el aro, el Navarra aprovechaba la circunstancia para devolver la moneda a los de De Grado que en un visto y no visto se encontraban con un parcial en contra de 0-7.

Nada estaba perdido pero había que reaccionar pronto. Los puntos de Quezada, Durley y Mortellaro se echaban en falta. Eso sí, el ‘cinco’ de Baloncesto León estaba casi perfecto en la defensa a Starosta. Durley, en cambio, excesivamente castigado por las decisiones arbitrales, no era escollo para el otro interior del Iruña, Langford.

Lo peor es que León había dejado despertar de su inicial zozobra a los de Jareño. Y el marcador así lo traducía con el 9-17 a dos minutos para cerrar el primer cuarto. Parejo en rebote, el plantel local se desangraba con las numerosas pérdidas de balón. En diez minutos llegaba a acumular nueve por cuatro de su oponente. Ahí radicaban parte de unos males que dejaban el electrónico en 14-21 tras los diez primeros minutos.

La segunda entrega iba a variar poco en su guión. Ni la canasta de Durley que acercaba a León a cinco puntos (16-21) servía para comprimir la batalla en cuanto a dígitos se refiere. Navarra se iba a los diez puntos de ventaja con el 18-28 y las soluciones en los locales no aparecían. Además, siempre que los locales se situaban a seis puntos el Iruña apretaba los dientes para recuperar su margen de tranquilidad. Al descanso León se iba 12 abajo y con muchas dudas en su juego (24-36).

El paso por vestuarios iba a provocar un cambio radical en el partido. Como de la noche al día los locales, con Bernabé como maestro en la dirección del juego y un estelar Quezada que a pesar de sus tres personales destrozó en apenas tres minutos los esquemas del Navarra, los de De Grado pasaban de víctimas a verdugos. Del minuto nueve al seis un parcial de 14-0 obligaba a Jareño a solicitar un tiempo muerto. León había regresado con fuerza al partido y el 47-42 empezaba a preocupar a los visitantes que en esa refriega intensa habían perdido por el camino a Rakocevic, eliminado por personales.

Los 16 puntos en este cuarto del Manny habían dado alas a los leoneses que empezaban a creer en que la victoria era posible. Y menos mal para el Iruña que Narros había mantenido a flote al equipo en los momentos de mayor zozobra. De lo contrario la nave se había ido a pique azotada por un equipo local que a falta de diez minutos para cerrar su nueva película de épica gozaba de dos puntos de margen (56-54). Y unas sensaciones en positivo.

En ese intercambio de golpes apenas un punto separaba a los contendientes. Ese camino de emociones dejaba a un minuto para cerrar el choque en tablas (68-68). El 0-4 del Iruña dejaba el 68-72 a 40 segundos. Se había dado un pequeño paso atrás pero nada estaba perdido. León sacaba toda su casta y con otro 4-0, esta vez a su favor, empataba a 72. Incluso tuvo tiempo para anotar la canasta del triunfo pero los tres segundos finales no desembocaron en canasta. Tocaba prórroga. Y sufrir. Los cinco minutos extra depararon incluso más dosis de sufrimiento. Sobre la pista se aplicaba hasta la última gota de sacrificio. A pocos segundos para el final el Navarra se veía ganador con el 83-85. Bernabé lo arreglaba para un nuevo tiempo suplementario. Agotados físicamente los de De Grado se veían superados en la batalla final. Su casta no le dio esta vez el premio esperado.

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