Diario de León

A un día del clásico Que decide la Liga

Más allá de las estrellas

Los dos mejores equipos del mundo, el Barcelona y el Real Madrid, otra vez frente a frente para exhibir un duelo estelar entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.

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santiago aparicio | madrid
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Más allá del clásico, del futuro en juego tanto para el Barcelona como para el Real Madrid, relumbra un duelo particular, estelar, entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, cabecillas absolutos y amparo de ambos equipos, condenados a encontrarse en la puja por cada meta.

Messi, de 24 años, y Cristiano, de 27, van a su aire. Al margen. Llevan ambos su propio ritmo. Números diferentes, récords históricos que rebasan, acaparan o comparten.

El argentino y el portugués han acelerado su personal competencia. Ambos llegan al choque del Camp Nou con las cifras agigantadas. Con 41 goles cada uno en la Liga. Una cifra que rebasa la mayor cantidad de tantos anotados por un jugador en toda la competición, a lo largo de la historia.

El guarismo resume su determinación. Messi es el alma azulgrana. El que desatasca en las escasas ocasiones que la maquinaria de Pep Guradiola se obstruye. Acumula 63 dianas en todas las competiciones. El triple ganador del Balón de Oro anhela la Bota de Oro que logró su rival, Ronaldo, el pasado año. El reconocimiento al gran artillero del curso fue el único que iluminó el trabajo del luso, que se resiste a estancarse a la sombra del argentino.

Mientras el futbolista de Rosario hace tiempo que asumió, también, las diferencias que se le suponen en los partidos de enjundia, Ronaldo tardó en desligarse del mito gris en las grandes citas, donde se le presumía escondido.

Fue precisamente en la final de la Copa del Rey del pasado año donde el portugués salió airoso y rompió el maleficio. Llegó y determinó con el gol del triunfo en un partido magno. Su papel ha crecido en los posteriores choques contra el conjunto azulgrana.

El recorrido de Messi agiganta el empeño de Cristiano. Al contrario que su enemigo, producto de la virtud, el portugués es fruto del empeño, del trabajo. De horas de práctica y horas de gimnasio.

Ya nada cuestiona la preponderancia del luso. Solo algunos modos. O el talante que convierte en hostil cada escenario al margen del Bernabéu, donde ya, cada fin de semana, su nombre acaba coreado.

Ha supuesto oxígeno Ronaldo en las últimas semanas para el Madrid, invadido por la ansiedad, por la necesidad de los puntos y el recorte del margen de error. Este clásico decide la Liga y los dos mejores futbolistas del mundo anhelan el triunfo. Será otra pelea estelar.

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