Una deuda como condena

La deuda de Baloncesto León alcanza los 2,5 millones de euros. Así lo arroja el informe encargado por el Ayuntamiento como accionista mayoritario de la sociedad anónima deportiva que en los próximos días verá la luz.

Este agujero es sin duda alguna la principal losa para la supervivencia del club que el pasado domingo 20 de mayo cumplía 32 años. Arrastrada en su mayor parte de la última campaña en la ACB, la deuda supera las previsiones más pesimistas y obliga a elaborar un plan de viabilidad con el que, al menos, evitar el adiós. La llegada de un inversos, algo poco probable a pesar de los contactos entablados desde hace fechas, o la de un patrocinador fuerte, son las vías en las que trabaja el Ayuntamiento y que se unen a la configuración de un plan de pagos con el que poder reducir el déficit en un plazo de años razonable.

La opción del concurso de acreedores no se ha descartado por completo aunque goza de poco predicamento, lo mismo que la que sería tercera vía, la liquidación. Desde el Ayuntamiento se ha remarcado que León no se quedará sin baloncesto, aunque a la hora de especificar en qué categoría, se ha fijado siempre el informe económico como determinante.

Esas premisas también convierten en complicada la continuidad del equipo en la segunda categoría del baloncesto español, la LEB-Oro, en la que ha militado 11 campañas. El alto coste de la competición (en gastos federativos, desplazamientos y alojamientos se van más de 600.000 euros) y la necesidad de contar con un aval de 218.000 euros (hasta ahora ha sido una entidad la que se ha prestado a este procedimiento aunque con el requisito de que los jugadores no lo ejecuten, algo más cerca de realizarse si el club no puede hacer frente a las deudas con estos) se erigen en determinantes. La opción sería militar en la LEB-Plata o la EBA, competiciones que pueden unificarse para la próxima liga. Eso sí, el informe y las pautas de viabilidad económica serán las que marquen el camino a seguir.