Una bestia con sed de revancha

«Jugamos bien, somos sólidos y estamos unidos. Controlamos los partidos y tenemos paciencia. Sabemos que en semifinales nos enfrentaremos a un equipo impresionante, pero nada es imposible». No sabía todavía que España sería el rival, pero sí lo barruntaba.

Tras sus dos exhibiciones ante Holanda y República Checa, CR7 se liberó del enorme lastre que para él suponían el sinfín de críticas sobre sus prestaciones con las ‘Quinas’. No se acercaban, ni por asomo, a las del Real Madrid.

Camino de su segundo Balón de Oro, con permiso de Messi, nada le excita más que poder alzar el primer título con su país y, de paso, vengar la derrota sufrida ante ‘La Roja’ en los octavos de final del pasado Mundial de Sudáfrica. Cristiano se sintió humillado entonces. Y no precisamente por el gol de Villa que puso fin a su trayectoria, ni por las magníficas ayudas defensivas de los jugadores españoles. Como ha reconocido Del Bosque, se trata de un jugador «singular, único en el mundo», pero acabó «desencajado» en el Green Point de Ciudad del Cabo. Quiere vengar aquel boicot urdido por sus compañeros del Real Madrid y rivales de selección. Le generaron un ataque de ansiedad. Hasta el punto de que, acabado el choque, cuando le filmaba una cámara de televisión, se acercó y espetó. «¿Por qué no grabas al ganador? ¡Vete con ellos!».

Táctica acertada

¿Cómo lograron desestabilizarle? Iker Casillas, Sergio Ramos, Xabi Alonso y compañía alcanzaron un pacto. Sabían de su tendencia a enajenarse de forma transitoria durante los partidos y decidieron ni hablarle, ni mirarle, como si no lo conocieran. Y si el astro luso los dirigía la palabra, ni caso.

Cristiano se acercó a ellos en un corrillo durante el calentamiento previo al partido, pero se sintió ninguneado. Y más al ver que con su colega Pepe sí que charlaban en plan amiguetes. Ya en el túnel de vestuarios, antes de comenzar el choque, quiso intercambiar de nuevo algunas palabras.

No hubo forma. Ya con el balón en juego, Sergio Ramos le entró con contundncia para marcar territorio. Nada de colegueos de club. El crack de Madeira sacó a relucir aquella anécdota que tiene grabada a fuego en sus peores momentos de la relación personal con ‘San Iker’. Fue cuando la periodista de Telecinco Sara Carbonero le acusó de ser un «egoísta».

Cristiano ya comenzó a vengar aquella afrenta en el amistoso jugado en Da Luz en noviembre de 2010. Se trataba de potenciar la candidatura ibérica para el Mundial 2018. Fue un baile de los lusos. Ronaldo hizo lo que quiso y recibió duras entradas de Piqué y Busquets que indignaron incluso a Del Bosque. El miércoles será otra historia. Y el premio, la final.