Diario de León

BALONMANO/MUNDIAL

Valero Rivera, de arquitecto del 'Dream Team' a campeón del mundo

De decimoterceros en Croacia 2009 a reyes mundiales cuatro años después

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Europa Press

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Valero Rivera, seleccionador nacional de balonmano, podrá celebrar dentro de casi tres semanas su 60 cumpleaños con la tranquilidad del deber cumplido y con una medalla de oro en su extenso palmarés, el segundo metal en su actual periplo de poco más de cuatro años en su actual cargo.

Nacido en Zaragoza el 14 de febrero de 1953, barcelonés de corazón, pero sin olvidar sus raíces mañas por su padre, Rivera culminó este domingo con el título mundial un camino que empezó con un resultado sonrojante y que acabó, sin embargo, en una monumental alegría, culminación de un trabajo que ha devuelto al combinado nacional a la elite de este deporte, en la que casi siempre ha merodeado.

El técnico fue el escogido por Juan de Dios Román, exseleccionador español y presidente de la Real Federación Española de Balonmano (RFEBM), para liderar el nuevo ciclo, de 2009 a 2013, con los Juegos y el Mundial de España como objetivos principales.

Relevo de Juan Carlos Pastor, entrenador que hizo historia con el oro mundialista en Túnez 2005, Rivera tenía como sueño estar en unos Juegos, y accedió al cargo avalado por su currículum con el FC Barcelona, sección a la que convirtió en la apabullante dominadora de finales de los 90 y principios del siglo XXI, pese a que llevaba tiempo sin ejercer en un banquillo.

Y es que el aragonés fue el gran arquitecto del conocido 'Dream Team', aquel equipo azulgrana que fue casi imbatible en ese periodo de tiempo, liderado por un técnico que cambió la forma de jugar y que supo que todos sus jugadores, muchos de ellos grandes estrellas, aparcasen sus sueños individuales en pos de los del conjunto. Todo ello se resumió en cinco Copas de Europa consecutivas de 1996 a 2000, los títulos que más renombre le dieron de los hasta 70 que conquistó.

David Barrufet, Veselin Vujovic, Patrick Cavar, Andrei Xepkin, Enric Masip, Rafa Guijosa o Iñaki Urdangarín son sólo algunos de los grandísimos jugadores que Rivera dirigió en aquella magnífica época del club azulgrana, al que llegó cuando era un quinceañero y todavía no sabía si le gustaba o no el balonmano. Pero sí le gustó y con 30 años, Josep Lluis Núñez le dio las riendas del banquillo para cambiar la historia de la sección y convertirla en una de las más potentes del mundo.

Exigente al máximo y capaz de sacar lo mejor de cada una de sus piezas, dejó claro desde el principio que los partidos se ganarían desde la defensa, lo que ha trasladado a la selección española, con la que comenzó con la que más le gusta, aquel 5-1 que brilló en el 'Dream Team', para transformarla en un rocoso 6-0.

Antes de acabar en la selección, había vuelto al Barça en 2004 con Joan Laporta como director general, cargo que acabó dejando para dedicarse casi en cuerpo y alma a su agencia de representación, lo que le ha dado algún quebradero de cabeza en forma de crítica por la elección de algunos de sus representados en detrimento de otros, lo que algún sector no ha sabido encajar, aunque Juan de Dios Román nunca le puso un 'pero'.

Al equipo nacional llegó cargado de esperanzas, pero el primer revés también fue 'histórico'. El equipo quedó decimotercero, la peor clasificación de su historia, en el Mundial de Croacia de 2009, su primer gran torneo y en el que ni siquiera pasó la primera ronda quedando condenado a la Copa Presidentes. Pero desde ahí, la evolución fue total y en la siguiente cita, el Europeo de 2010 de Austria, el combinado nacional fue sexto.

Fue entonces cuando devolvió a España a la elite en 2011, con el sensacional bronce mundialista en Suecia, éxito que no pudo repetir en el siguiente Europeo, donde volvió a coquetear con los metales, aunque quedándose con la miel en los labios.

Estos resultados le hacían llegar a Valero Rivera muy ilusionado a sus primeros Juegos, pero en Londres todo salió al revés. Primero, un sorteo durísimo que les encuadró con Dinamarca, Croacia, Serbia y Hungría. El objetivo entonces era evitar quedar cuarto para evitar a Francia, pero 'Les Experts' fallaron con Islandia y quedaron segundos, cruzándose con España en los fatídicos cuartos, resueltos por un gol sobre la bocina, tras un rechace y posiblemente ilegal, de William Accambray.

"Por momento, forma y lugar, la derrota más dolorosa de mi vida", confesó. Sin embargo, el balonmano, con un calendario frenético, da siempre revancha rápida y en esta ocasión la tuvo en una cita especial, el Mundial organizado por España, y con la final en su adorada Barcelona.

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