Montilivi sigue maldito

No le sientan bien a la Ponferradina las visitas a tierras catalanas, y dos semanas después de caer en Sabadell, el equipo de Manolo Díaz caía con claridad en el feudo del Girona (3-0). El cuadro local fue superior en las dos áreas, defendiendo mejor y atacando mejor en noventa minutos donde los bercianos demostraron que tienen buen fútbol en la medular, pero poco más. Ni siquiera contra diez, pues el local Pons fue expulsado en el arranque del segundo acto.

La primera oportunidad de los locales llegaba en un testarazo de Fran Sandaza que se escapaba por encima del travesaño. Al minuto siguiente, el octavo del encuentro, la respuesta de la Deportiva llegaba a través del exquisito fútbol de Pablo Infante, con recorte y remate raso que sacaba Isaac Becerra cuando se cantaba el cero a uno. El encuentro se movía a impulsos, aún sin dominador. Las llegadas de la Ponferradina eran muy peligrosas, con la velocidad de Rubén Sobrino creando más de un quebradero de cabeza a la defensa catalana. Pero cuando mejor estaba jugando el conjunto de Manolo Díaz, una jugada aislada propiciaba el uno a cero. Un lanzamiento de esquina de los locales era peinado por un defensor berciano, acabando el esférico a pies de Richy. Su zapatazo raso desde el interior del área, potentísimo, se colaba cruzado sin que Dinu pudiera hacer nada.

Tras el tanto recibido, de nuevo la Ponferradina se hizo con la posesión del esférico aprovechando la superioridad numérica en el centro del campo. Buscaba el peligro el equipo del Bierzo aprovechando el puñal que es Pablo Infante, ayer bien vigilado, o bien en disparos lejanos como uno de Jonathan Ruiz a los 25 minutos que se marchaba fuera por poco. Sobre la media hora, Pablo pidió penalti al caer derribado por un zaguero rojiblanco en el interior del área, y la realidad es que lo pareció.

Sólo en jugadas aisladas a balón parado creaban peligro los gerundenses, y después del gol a punto estuvieron de repetir en un tiro de falta a cargo de Eloi Amagat que se fue cerca del palo de la meta de Dinu. En el mismo tipo de acción, una falta directa, a punto estaba Andy de hacer el tanto del empate apenas dos minutos más tarde, pero el portero local se lució despejando a córner. Con muchos nervios en los locales y un par de amonestaciones, una al suplente Jandro por sus protestas en el banco, se llegaba al intermedio.

Comenzó el segundo acto y curiosamente era el Girona el que creaba más peligro, cuando se esperaba una salida más fuerte de los bercianos. Alan Baró se cruzaba providencial ante Mata en el minuto dos evitando un remate claro, y un testarazo de Lejeune en un saque de esquina hallaba respuesta en una buena parada de Moldovan.

Se redecoraba el encuentro cuando Pere Pons cortaba una salida a la contra de la Deportiva con una falta evidente, que suponía la segunda amarilla dejando al Girona con diez. Yuri de Souza suplía a Alan Baró en toda una declaración de intenciones de los visitantes.

Andy volvía a probarlo al cuarto de hora en un lanzamiento de falta que atrapaba con seguridad Isaac Becerra. El equipo de Ponferrada tenía la posesión, pero se estrellaba ante la seguridad defensiva de un Girona que creaba peligro a base de balones en largo. En uno de ellos a punto estuvo de marcar Mata, rematando con Dinu a media salida un esférico que se perdía a pocos centímetros del poste.

Y a los 27 minutos, con la Deportiva cada vez más volcada, el segundo de los locales. El carrilero Cifuentes entraba por la derecha en fenomenal jugada personal, centraba raso, dejaba pasar Fran Sandaza y Aday, que llevaba medio minuto en el campo, empalmaba desde fuera del área un chut venenoso, suave, que se colaba cerca de la escuadra por encima de un sorprendido Dinu. Un golazo que ponía prácticamente la sentencia al encuentro.

Pero la Ponferradina no se rindió, buscando al menos un tanto que le metiera de nuevo en la pomada. El problema es que los bercianos apenas se aproximaban al marco de Becerra. A los 39 minutos, Infante conducía muy vertical habilitando a Sobrino, pero en el punto de penalty, entre Ramalho y Cifuentes evitaban el peligro. Y la respuesta en la jugada siguiente, más que dolorosa. Aday entraba de nuevo como Pedro por su casa, centraba raso y Sandaza, en el segundo palo, hacía el tercero del Girona. Quizás el marcador era excesivo, pero la derrota era ya justa vistos los méritos de uno y otro equipo.