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«Me interesan las dos operaciones»

El máximo accionista de la Cultural, Adolfo López, afirma: «Las dos vías son válidas y perfectamente compatibles porque las dos pueden ayudar a la sociedad a encontrar la viabilidad que necesita»

Adolfo López

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El máximo accionista de la Cultural, Adolfo López, niega que en la Cultural se esté disputando una lucha por el poder y por el control de la sociedad anónima deportiva. «Pienso que en la Cultural todos los que componemos la junta gestora somos gente válida para llevar el proyecto adelante. No ha habido nunca ni hay una división entre los que componemos el consejo de administración. Tanto Pablo Roberto como Felipe Llamazares, Juan Luis y yo lo único que buscamos es el bien de la Cultural. Aquí no sobra nadie, porque todos estamos para sumar», afirma Adolfo López.

A continuación, el que actualmente tiene el control accionarial de la Cultural asegura: «Aquí no hay ninguna guerra de poder. Es una invención vuestra, de la prensa leonesa, que no quiere ayudar a la Cultural. Todos los que componemos la junta gestora queremos lo mejor para la Cultural. Por este motivo no hay que elegir entre una vía u otra. Me interesan las dos operaciones porque las dos serán buenas para la Cultural. Las dos vías son válidas y perfectamente compatibles porque las dos pueden ayudar a la sociedad a encontrar la viabilidad que necesita. Aquí no sobra nadie, porque la junta gestora, repito, está muy unida».

Mientras Adolfo López afirma de forma categórica que el órgano de poder de la Cultural forma un conjunto sólido y unido a más no poder para el bien de la Cultural, una parte liderada por el director general de la sociedad, Felipe Llamazares, trata de atraer capital externo a través de varias vías que no han cristalizado todavía con el fin de salvar su cabeza como integrante de la directiva de la Cultural, la facción encabezada por Pablo Roberto Herrero y Juan Luis Díez intenta convencer al abogado leonés Juan José Mansilla para que abandere un proyecto inversor, después de que un veterano de la Cultural les proporcionara dicha posibilidad.

Una situación que quiera o no reconocer Aldolfo López está en la calle y entre la afición culturalista como una rivalidad enconada entre dos facciones de la junta gestora de la Cultural que no se llevan bien y que no comulgan desde hace mucho tiempo.

Dos partes del órgano de poder de la Cultural que, pese a las palabras de unión expresadas por el máximo accionista de la Cultural, no van de la mano ni a la sala de juntas cuando hay reunión.

Un grupo de poder, que lo quiera aceptar o no el máximo accionista de la Cultural , se ha perdido el respeto. Y así la única que pierde, por enésima vez, es la Cultural. A Adolfo López, como dueño del club, le corresponde poner a cada uno en su sitio, por lo hecho por la sociedad, no por otras cuestiones banales.

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