Una gran fiesta con 7.000 aficionados
Miles de personas llenaron el recorrido entre El Castillo e Inicio. Para este fin de semana los establecimientos de turismo rural de la zona han colgado el cartel de ‘completo’.
Aficionados de todas las edades no se perdieron detalle de la prueba omañesa, aunque tuvieron que aguntar estoicamente un calor de justicia.
El Rally Sprint Valle de Omaña es una carrera con varios acentos. Por supuesto el leonés, pero también el asturiano, el gallego y otros más de la geografía española. Más de 7.000 aficionados se dieron cita ayer en el tramo comprendido entre El Castillo e Inicio para no perderse detalle de las habilidades al volante de los 41 pilotos que tomaron parte en la carrera.
Es ya la gran fiesta del motor leonés. Una prueba que tiene un inequívoco componente festivo y de hermandad, donde pilotos y aficionados comparten a mediodía —cuando el rally cesa por completo en su frenética actividad— para compartir una paella gigante a cuenta de los organizadores. «A los pilotos les encanta porque sirve para relajar e intercambiar un momento de charlo con la gente y a los aficionados les encanta», apuntan los promotores en este sentido.
Pero la carrera tiene también un claro impacto económico en su ámbito más próximo. Buena parte de esos miles de entusiastas del motor llegan de fuera y por eso los establecimientos de turismo rural de la zona estaban al cien por cien para este fin de semana. Y su repercusión se deja sentir también en todo el sector hostelero de la zona. No cabe duda de que el Rally Sprint es un magnífico instrumento para promocionar el interés turístico de los valles de Omaña entre todos los visitantes.