Diario de León

Suárez dinamita la muralla china

Sin Messi ni Neymar, el uruguayo se crece y firma un hat-trick ante el Guangzhou que lleva al Barça a la final del Mundialito.

Suárez extiende tres dedos para ilustrar el hat-trick que hizo ayer ante los chinos.

Suárez extiende tres dedos para ilustrar el hat-trick que hizo ayer ante los chinos.

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CRISTIAN REINO | YOKOHAMA
León

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Cuatro años después, el Barça disputará una nueva final del Mundial de Clubes, donde optará a levantar su tercer título intercontinental. River Plate y Barcelona disputarán el domingo una final inédita, en la que los blaugranas podrán completar el repóquer de las cinco copas en una misma temporada, un hito sólo superado por el gran Barça de Guardiola, que logró levantar los seis títulos en liza en 2011.

Los azulgrana no permitieron la sorpresa, hicieron valer su condición de favoritos y derrotaron en semifinales a un correoso Guangzhou chino (3-0), que se cerró atrás, asumió pronto su condición de equipo con menos recursos y entregó todo el dominio del partido al equipo catalán.

Al Barça le costó, sobre todo en la primera parte, pero fue muy superior y la goleada mostró la diferencia entre ambas escuadras. Además del muro chino, que estaba en el guión, Luis Enrique se encontró con un gran imprevisto de última hora. Un cólico nefrítico dejó a Messi en el hotel y no pudo ser de la partida. Sin poder contar aún con Neymar, en el banquillo, pero no al cien por cien, el técnico asturiano suplió la baja de sus dos estrellas alineando a Sergi Roberto y Munir, como acompañantes de Luis Suárez en la punta de ataque. El hispano-marroquí empezó en la banda derecha, haciendo de Messi, y el de Reus se situó en el extremo zurdo, tratando de combinar con Iniesta, aunque al final casi lo de menos fueron las parejas de baile del charrúa, que se convirtió en el líder del equipo y en la estrella de las semifinales. Hizo tres goles, proeza deportiva que no había conseguido nadie en un partido de la Copa Intercontinental o del Mundial de Clubes, salvo Pelé, lo cual son palabras mayores y dan la justa medida del récord logrado por el ‘9’ culé.

Suárez asumió la baja de sus dos compañeros de delantera, se echó el equipo a la espalda y, apoyado por un buen Iniesta, consiguió desbaratar los planes de Scolari, el técnico del cuadro chino. El brasileño, exseleccionador de su país y de Portugal, fue fiel a su estilo y desde el minuto uno plantó el autobús, defendió con nueve, excepto el punta Elkeson. Pero cuando la máquina blaugrana funcionó su cerrojo saltó por los aires.

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