Diario de León

MÁS QUE FÚTBOL

La integración choca con la burocracia

La normativa de la Fifa, que intenta evitar la explotación de menores en el fútbol, margina a muchos jóvenes que por sus circunstancias personales no pueden cumplir todos los requisitos. Les exigen el contrato laboral del padre y de la madre

Jalal, de 17 años, e Ismael,de 12, en el campo de Trobajo del Cerecedo

Jalal, de 17 años, e Ismael,de 12, en el campo de Trobajo del Cerecedo

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

sergio c. anuncibay | león

Jalal tiene 17 años. Llegó de Marruecos hace nueve meses y desde principio de temporada entrena con el Club Deportivo Cerecedo. Es uno más del equipo juvenil, pero aún no ha podido disputar ningún partido oficial. La tramitación de su ficha sigue enredada en la burocracia, bloqueada por una normativa que intenta evitar la explotación de niños por padres o representantes sin escrúpulos. Un objetivo loable, aunque ese celo en la protección de los menores margina a muchos chavales que, como Jalal, sólo quieren jugar al fútbol, integrarse en la sociedad a través de una pelota.

Los requisitos de la Fifa para los extranjeros son muy difíciles de cumplir. Cualquier chico o chica que haya nacido fuera de España y quiera federarse en León debe presentar, si no acredita cinco años de residencia, el contrato laboral de su padre y de su madre, un justificante de ingresos, certificado de empadronamiento, partida de nacimiento, fotocopias del permiso de trabajo y una declaración del club. Es decir, una montaña de papeles que discrimina a los foráneos.

¿Cuántos españoles podrían inscribirse si les reclamaran la misma documentación? Seguramente muchos menos de los casi 5.000 que hay actualmente en la provincia. Sólo 190 son de fuera.

«Algunos niños pierden la ilusión, acaban por desanimarse y lo dejan», explica Francisco Rodríguez Santín, coordinador del CD Cerecedo, donde entrena un niño de Costa de Marfil, un par de chavales colombianos, un argentino y otros dos de Marruecos. «Tardas bastante en tramitar sus fichas y, a veces, no puedes. La norma está hecha para los clubes de élite, con la idea de evitar el tráfico de jugadores que aspiran a ser profesionales, pero nosotros hacemos una labor de integración social a través del deporte. Los tenemos en un entorno controlado», explica. «Tuvimos a un chico de Brasil que entrenó con nosotros durante todo un año pero no pudo competir», lamenta.

No es un caso aislado. En ese mismo laberinto administrativo están el resto de equipos de la provincia. «Es una faena. La Federación no es nada flexible y pone muchos problemas cuando tienes que dar de alta a un extranjero», lamenta Rafael Rábade, presidente del León Club de Fútbol, que cuenta con más de 20 jugadores foráneos. Tienen un equipo prebenjamín formado por siete marroquíes y tres españoles. Cuando arrancó la Liga aún no estaban todas las fichas tramitadas y la federación les sancionó con tres puntos menos. Tampoco llegaron para la segunda jornada y en el tercer encuentro sólo pudieron presentar a seis jugadores. Perdieron por 7-0. Desde entonces, han ganado a los tres primeros clasificados y ya son séptimos. «Deberían darnos más facilidades e incluso alguna ayuda porque tenemos a gente de muchas nacionalidades, integrados», señala Rábade, que no entiende las trabas de la Fifa.

En su club hay también dominicanos, un chico de Ecuador, otro brasileño y bastantes marroquíes. Muchos llegaron al León Club bajo la tutela de Mohcin Srhir, técnico del Juvenil desde la pasada temporada. Tiene 36 años, vino de Marruecos y es entrenador nacional nivel dos. Tampoco lo tuvo fácil para sacar el título. Estaba sin papeles y hasta que no arregló su situación tuvo que esperar. Ahora trabaja junto a varios de sus compatriotas y conoce bien las dificultades que encuentran muchos niños para disfrutar del fútbol en León.

«Un menor de edad que quiera competir tiene que haber estado en España durante cinco años o si no presentar muchísimos papeles. He ido varias veces a la Federación para arreglar las fichas. Ahora tenemos a todos inscritos y no hay ningún niño colgado. No es justo que a un chico que llega a España le digan que no puede jugar al fútbol si uno de sus padres no trabaja», critica.

Para Domingo Ferrero, del CD Bosco, el punto más comprometido de la normativa Fifa es el que hace referencia al contrato laboral. «Hay que presentar el de los dos y eso, a veces, es complicado», reconoce. Si bien, entiende el sentido de la reglamentación. «El fútbol se ha convertido en un negocio y hay que evitar el tráfico de jugadores menores de edad», justifica. Eso sí, cree que se debería ser algo más flexible, sobre todo con los clubes amateur, que en ningún caso buscan un beneficio económico. Sólo pretenden formar personas. En su club hay cinco extranjeros. Y bastantes españoles de ascendencia foránea.

Una opinión simétrica vierte al respecto Manuel Robles, presidente del San Lorenzo. Recuerda perfectamente lo complicado que se lo pusieron para inscribir a un chico que nació en China. «Tardaron bastante y al final casi lo deja», matiza. «Una vez un padre me dijo que le hiciera un contrato de masajista del equipo para que su hijo jugara. No podemos hacer nada, somos un club sin ánimo de lucro y lo peor es explicárselo a los más pequeños, que no lo entienden», revela.

De momento siguen con las manos atadas. O cumplen todos los requisitos o no juegan. Así de tajante. Pagan justos por pecadores. Y mientras tanto, muchos niños siguen sin entender porqué les diferencian del resto de sus compañeros.

Gilberto García, Yuri Acevedo, Mohcing Srhir, Mohcing Gharbaoui, Joan de Jesús y Daylian Gabriel, en primer plano, junto a algunos de sus compañeros del León Club. FOTO: JESÚS F. SALVADORES

tracking