Y el rugby pudo con el fútbol

M. A. Pindado | valladolid

El Salvador rompió ayer los pronósticos en una histórica final de Copa del Rey disputada en el estadio José Zorrilla, donde triundó el rugby. El propio monarca, Felipe VI, se encargó de entregar el trofeo de campeones a los jugadores de El Salvador, que derrotaron al defensor del título, el Quesos Entrepinares (13-9), en un partido que registró un récord de asistencia a un partido de rugby en España: 25.000 espectadores.

El Salvador fue quien primero tomó el mando del encuentro. Parecía que al Quesos le costaba entrar en el choque y los chamizos lo aprovecharon para jugar en terreno rival. El partido se tornó espeso y el chaparrón que cayó sobre Zorrilla no ayudó. El oval se convirtió en una pastilla de jabón y el juego a la mano era poco menos que imposible. Poco a poco, el Quesos se adueñó del partido. Dominaba, tenía el balón, pero cometía errores que le impedían progresar. Katz abrió el marcador con un golpe de castigo a los diez minutos, pero el Quesos reaccionó y en apenas cinco minutos dio la vuelta al electrónico con dos patadas que colocaron el 3-6 con el que concluyó la primera mitad.

Tras el descanso, el Salvador se mostró más dispuesto a jugar a la mano, a evitar la potencia del Quesos. Los cambios en ambos equipos sólo dieron aire a El Salvador. Le dotó de mayor velocidad mientras que en el Quesos parecía que el balón quemaba en sus manos. Con una excelente demostración del juego a la mano, con Ramos como director de orquesta, se inició la jugada del único ensayo del partido, donde Pearce dejó el oval en las manos de Alberto Díaz para que anotase bajo palos. Además, Sam Katz sumaba los dos puntos de transformación y colocaba el marcador en 13-6 a falta de veinte minutos. Enseguida llegó la reacción del Quesos y Griffiths aprovechó un golpe para reducir diferencias (13-9); resultado con que se llegó al final del partido.