‘Mosquetera’ Garbiñe Muguruza
La española vence con buen juego y carácter en un duelo muy equilibrado a la número 1 del mundo para conquistar su primer Roland Garros A partir de mañana ocupará al segundo puesto de la WTA.
JAVIER BRAGADO | PARÍS
Garbiñe Muguruza ya forma parte de la historia del tenis español. Gracias a su talento y a su carácter conquistó su primer Roland Garros con apenas 22 años en una tarde de excelente tenis en París. Además, lo consiguió ante el rival más difícil y de mayor pedigrí, porque Serena Williams actualmente pelea más contra la historia (suma 21 ‘majors’) que contra unas rivales, que hasta ahora parecen meras mortales ante una diosa. Ganó la caraqueña por 7-5 y 6-4 en una hora y 43 minutos y se apropió del cielo de París, donde pudo escribir su nombre con ‘ñ’ incluida entre los nubarrones que marcaron todo el torneo y regalar su contagiosa sonrisa a los aficionados.
Las cifras revelan menos de lo que se vio en la Philippe Chartrier. Muguruza discutió contra su yo futura, la tenista que quiere ser. Serena Williams es el espejo en el que debe mirarse por condiciones y ambiciones. De hecho, en la final parisina, la joven que decidió competir con España hace dos años y la estadounidense se lanzaron argumentos similares para resolver quién de las dos ejecuta mejor su juego. Saques arriesgados, golpes planos y disparos enérgicos marcaron un duelo de agresividad propia de las dos primeras raquetas del ranking WTA a partir de mañana. En el choque de espejos Williams intentó mandar desde el comienzo. Con pelotas al cuerpo de Muguruza y un inicio nervioso de la hispano-venezolana se inclinó un poco la balanza. Pero la tenista formada en Barcelona es de los deportistas que responden bajo presión y respondió con su magnífica derecha paralela, su buen revés cruzado y su especial condición de rebeldía para salvar dos puntos de rotura con 2-1 en contra en un prolongado juego que colocó un nuevo escenario.
La norteamericana abandonó sus dejadas y los golpes novedosos por temor y respeto a la aspirante. Con la moral ganada por no haberse ahogado ante la veterana de 34 años, Muguruza volteó las sensaciones con una rotura (2-3) y una nueva ocasión para levantarse cuando Williams recuperó la igualdad (4-4) en una fase excelsa de juego entre ambas. Los intercambios poderosos, las carreras a los costados de la pista, las dobles faltas por el temor al resto del rival y la lucha de dos tenistas similares se resolvieron desde la cabeza. La española robó el saque a su adversaria y cuando su rival arañó dos bolas para el ‘break’ resolvió con su servicio y se apuntó una nueva manga, la decimotercera.
Durante el segundo set volvieron a aparecer los nervios que atenazaron a las dos finalistas durante todo el partido. Garbiñe Muguruza sumó una rotura inicial, la perdida de su servicio con dobles faltas y un nuevo ‘break’ a su favor. Todo un ejemplo de su costumbre de subirse a la montaña rusa en marcha. Pero la española miró siempre de frente cuando llegó la ola en un duelo con tensión constante. Muguruza sólo dejó escapar su debilidad con demasiados fallos al saque (cometió nueve dobles faltas) pero ya nunca cedió su ventaja. Esperó a su quinta bola de partido hasta alcanzar el triunfo celestial en París. Un globo final y la confirmación del juez revelaron que que ya no soñaba porque había ganado.