España sella el Europeo en León

sergio c. anuncibay | león

Los Hispanos sacaron en León el billete para el próximo Europeo. Barrieron de la pista a Austria (35-24), un rival que en Insbruck puso contra las cuerdas al equipo español, mucho más entonado ayer en la parcela defensiva para secar el lanzamiento exterior de un combinado que solo aguanto los primeros 20 minutos.

Hasta ese momento, los de Jordi Ribera sufrieron las embestidas de los austríacos, que percutieron sobre los desajustes de un 6-0 al que le costó cerrar las vías de entrada. Tuvo que cambiar al 5-1 el técnico Jordi Ribera para bloquear a Nikola Bilyk, acosado desde ese momento por un Álex Dujshebaev imperial en labores defensivas. También ayudó mucho la solvencia en la portería de Rodrigo Corrales, que encadenó cuatro intervenciones de mucho mérito nada más pisar el parqué. Ahí arrancó el vendaval hispano. Un torbellino que arrasó a un contrincante incapaz de frenar la efectividad de los extremos. Balagué hizo mucho daño al inicio, pero después, ya en la segunda parte, Ferrán Solé fue una auténtica pesadilla para los defensores austríacos, como Julen Aguinagalde, que, como si tuviera un gancho en seis metros, agarraba todos los balones que le llegaban para amargar la tarde a Marinovic. Tampoco falló Valero Rivera, que acabaría el encuentro con seis dianas.

La igualdad la rompieron los Hispanos en los últimos cinco minutos del primer acto. Subieron el ritmo de juego, redujeron los errores en las transiciones ofensivas y minimizaron los contragolpes del conjunto visitante, que llegó al descanso cuatro goles abajo (15-11).

El parón no cambió la dinámica y España entró como un ciclón a la pista. Julen no hacía prisioneros en el pivote y Cañellas siempre encontraba el pasillo para que la diferencia aumentara hasta los siete tantos (19-12) cuando solo habían transcurrido cinco minutos. Únicamente Bozovic sorprendía con un algún latigazo desde el centro a Rodrigo Corrales, muy seguro durante todo el partido.

La fiesta se trasladó a las gradas de un Palacio volcado con la visita de la selección. Había que redondear la tarde y ya solo faltaba que Álex Costoya pusiera la guinda al pastel. Jordi Ribera le dio al lateral del Abanca Ademar los últimos diez minutos. Y el asturiano no desentonó. Ni mucho menos. Repartió asistencias y trabajó en defensa, aunque el gol, que buscó con insistencia, le fue esquivo. Lo intentó en varias ocasiones, espoleado por su afición, pero no tuvo fortuna en esa parcela.

De todas formas, lo importante ayer era dejar zanjada la clasificación para la cita continental que arrancará en enero. Y ahí no hubo concesiones. Los Hispanos, muchos con ADN marista, corrigieron los errores del pasado, disiparon todas las dudas y ofrecieron un recital en León, que ayer vibró de nuevo con el mejor balonmano. Ayudó a que España sacara su billete para Croacia, a donde puede llegar como primera de grupo. Estos dos triunfos consecutivos allanan el camino.