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Mario López tuvo en sus manos el gol del empate en los segundos finales. F. OTERO

Mario López tuvo en sus manos el gol del empate en los segundos finales. F. OTERO

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Abanca Ademar 25 Anaitasuna 26 El Helvetia Anaitasuna impone su ritmo a un equipo leonés que acabó pagando muy caro su sucesión de fallos en ataques fáciles

georgino fernández | león

Decididamente los torneos coperos de corta duración se le han atragantado al equipo leonés. En la Copa Asobal que organizó en diciembre del pasado año fue el Granollers el que apeó a las primeras de cambio a un Abanca Ademar cortocircuitado y ayer, en la Copa del Rey y en el mismo escenario, fue el Anaitasuna el que terminó también al primer envite con las ilusiones de un equipo que, por la gran temporada que ha hecho, aspiraba a colarse en la final de un torneo que lo ganó por última vez en el 2002.

Una decepción sin duda. Máxime cuando perdía de cinco goles a falta de apenas cuatro minutos y Mario López tuvo en sus manos la bola del empate que forzaría la prórroga pero estrelló el balón en el cuerpo del meta Sergey, gran responsable de la victoria ayer del equipo pamplonica.

Y es que ayer el ataque ademarista se empeñó repetidamente en convertir en héroe al meta del Anaitasuna. La sucesión de fallos en ataques teóricamente sencillos —de esos del jugador encarando solo al portero— llegó a ser desesperante y el Abanca Ademar lo pagó con una herida que ya no pudo taponar pese a que apeló a la heroica en la recta final del partido y casi lo consigue.

Así las cosas, el Ademar vuelve a quedar apeado de un torneo copero y las semifinales las jugaran el Barcelona que se medirá al Granollers (18.00) y el Helvetia Anaitasuna que se verá las caras con el Naturhouse (20.00).

Una pena porque la Copa del Rey podía ser el mejor colofón para un equipo que ha hecho una gran temporada con su subcampeonato de liga.

Máxime cuando en el arranque del choque parecía que, poco a poco, el Abanca Ademar se iba imponiendo. Con la novedad del zurdo David Fernández por la baja de Vieyra el cuadro leonés encaró el envite ante el Anaitasuna con caras habituales: Mario y Juanín en el extremo Piñeiro en el pivote Costoya en el lateral, Simonet en el central y Cupara en portería.

Y fue David el encargado de abrir el marcador con un zurdazo. No era una mala señal. En defensa se mantenía el habitual 6-0 con Leo Santos ocupando el puesto de Juanjo Fernández. En lo primeros compases el partido se dirime dentro del orden táctico con sucesión de ataques posicionales. El Anaitasuna intenta que el Ademar no corra ni monte su letal contraataque de ninguna manera. Su técnico, Juanto Apezetxea, ya advirtió que eso era prioritario. Costoya con dos tantos y Mikel por el Anaita con otros dos lideran los ataques. La igualdad es enorme (5-4) pero dos paradas seguidas de Cupara dan pie a la primera brecha para los de Guijosa: 6-4 en el minuto diez. El Ademar llega a ponerse hasta tres arriba pero el Anaitasuna responde y vuelve a soplarles en la nuca con el acierto de Ceretta y Nadoveza. Guijosa mueve peones, cambia a los dos extremos y pone a Jaime y a Huerta. Acacio releva en el lateral a Costoya y Rodrigo a Simonet en el central. Se suceden las rotaciones para intentar mantener el partido en un ritmo alto. Pero mandan las defensas y los ataques posicionales. La renta del Ademar mengua y se llega al descanso con un exiguo 14-13 a su favor.

Pocos minutos después de iniciada la segunda parte llegaron las primeras señales de alarma. Un zurdazo de la joven perla rival, el lateral Ceretta ponía el empate a quince. El Anaitasuna fuerza las tablas después de muchos minutos. Los leoneses se atascan en ataque: o fallan a surge la figura de Sergey bajo los palos. 16-18 en el minuto doce; el signo del partido está cambiando.

Cada ataque es una agonía, el Anaitasuna agota el tiempo y acierta siempre al final. Guijosa cambia a defensa 5-1 con Jaime de avanzado. Parece que funciona pero es un espejismo. El 19-23 del minuto veinte silencia al Palacio. Bajonazo en la grada y en el juego del equipo. Quedan diez minutos para arreglarlo pero el tiempo corre en contra. Con 23-26 y después de un tiempo muerto Guijosa manda una defensa a la desesperada en todo el campo y funciona: robo del balón y gol a al contra. 24-26. Quedan menos de tres minutos. ¿Aún es pos posible? La grada despierta. Piñeiro en un arreón de raza hace el 25-26. Queda un minuto. Cupara detiene el ataque de los verdes se monta la contra, llega la bola a Mario López y en uno contra uno detiene Sergey. Ahí se acabó todo.

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