Recompensa, tres puntos

Las necesidades empiezan a llamar a la puerta y se hacen cada vez más visibles, dando sensaciones de cierta ansiedad en pos de un objetivo que no parece termine de llegar, a pesar de los intentos, hasta el momento baldíos, pero constantes y en situaciones de todo tipo, que se presentan durante el desarrollo de cada partido. Ganar se ha convertido en una obligación, y otro resultado no haría más que complicar la trayectoria en la clasificación, donde ya no existe diferencia con los puestos de peligro.

Quien no lo busca, no lo encuentra, pero cuando se tienen las oportunidades hay que aprovecharlas y no dejarlas escapar, porque el mínimo descuido se paga muy caro, los ejemplos hasta ahora son más que evidentes, y este deporte tiene una máxima que es indudable, el que perdona, lo paga. El equilibrio es necesario para combinar las distintas situaciones que se presentan a lo largo de cualquier encuentro y durante las diversas fases de la temporada, y esto hasta el momento no ha aparecido. El tiempo pasa, y los deberes hay que hacerlos cuanto antes, porque nadar a contracorriente tiene consecuencias imprevisibles.

Doce jornadas sin ganar es una losa importante que pesa mucho, y que produce incertidumbre en como encarar el desarrollo de cada partido, independientemente de la posición en la clasificación y de actuar como local o visitante. La igualdad en gran parte de los equipos de esta categoría es más que patente, pero la diferencia está en lograr la victoria en alguno de los encuentros a disputar. Sumar tres puntos te permite un pequeño respiro y te libera de esa tensión que se está convirtiendo en mal compañera de viaje continuada, y que en los momentos clave siempre hace su aparición.

Lugo es el destino, equipo en posición de ascenso, con una efectividad totalmente productiva, y enorme regularidad.