FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN
Kepa sostiene a un mal Athletic
El portero detuvo un penalti y amargó a un Málaga hundido en la tabla.
ramón orosa | bilbao
Kepa Arrizabalaga dio aire al Athletic Club frenando en San Mamés las acometidas en la segunda mitad de un Málaga que buscaba empatar el 2-1 con el que terminó la primera mitad y que fue el resultado definitivo, que entierra un poco más las esperanzas del conjunto andaluz de evitar el descenso.
En un buen primer tiempo del Athletic, los de José Ángel Ziganda remontaron con autoridad un primer tanto malagueño de Youssef En-Nesyri a centro desde la derecha de Maxime Lestienne. Primero Markel Susaeta puso el 1-1 a centro de Oscar de Marcos y, ya casi llegando al descanso, Mikel San José el 2-1 rematando de volea un córner botado por Beñat Etxebarria.
El Málaga no supo conservar su ventaja en la primera mitad y, además, desaprovechó un penalti en la segunda que pudo ser el 2-2. En-Nesyri disparó con potencia, pero Kepa, el héroe local tras el descanso, repelió su disparo.
El marroquí cerró su mala segunda parte con una expulsión tras un roce con Kepa que significó su segunda tarjeta amarilla.
Con este 2-1, el Athletic, que a punto estuvo de marcar un tercero con un remate bombeado en el tiempo añadido, escala dos puestos en la tabla y queda duodécimo a cuatro puntos de la séptima plaza, que parece que volverá a ser europea un año más.
A pesar de ello, Ziganda sigue divorciándose cada vez más de una grada de San Mamés que en la segunda mitad le cantó: «Cuco vete ya, Cuco vete ya». La derrota deja casi sentenciado a un Málaga que sigue a siete puntos de la salvación a la espera lo que haga el Levante mañana ante el Betis en Valencia en el último partido de la jornada.
En ese sentido, el técnico respondió a las críticas. «No es justo ni injusto, es el fútbol y está montado así y no sólo aquí. Toca asimilarlo», señaló el entrenador navarro. «También hay gente que te dice ‘sigue, aguanta’. Hay de todo. Ahora que las cosas no son tan bonitas como siempre han sido para mí, aquí hay que estar a las duras y a las maduras», añadió Ziganda, quien entiende esas críticas como un mensaje de que «la gente quiere más».