Diario de León

BALONMANO | LIGA ASOBAL

Bidasoa blinda la segunda plaza

Los regalos en ataque y la férrea defensa vasca penalizan al conjunto leonés

Mosic y Pesic se echaron el equipo a la espalda en la primera mitad

Mosic y Pesic se echaron el equipo a la espalda en la primera mitad

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PABLO RIOJA | LEÓN
León

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No era el día. Se veía venir desde que se supo que la final anticipada ante tu gran rival por el segundo puesto se jugaba a las 19.00 en viernes. Solo faltó el 13 para completar la ecuación. Pero no, la derrota del Abanca Ademar frente a Bidasoa Irún (20-23) nada tuvo que ver con supersticiones, ni con incomprensibles horarios que deben pagarse en pro del espectáculo televisivo. Lo de ayer comenzó a explicarse a partir del minuto quince de partido, cuando los de Jacobo Cuétara dejaron claro que los arreones en ataque de la sociedad Pesic-Mosic no iban a cambiar ni un ápice su plan.

Un plan sustentado nuevamente en una férrea defensa —imperiales Salinas y Tesoriere— que permitió a los vascos tomarse ciertas licencias en ataque sin que el resultado se viese comprometido. Y mientras los de Guijosa trataban de seguir vivos, Bidasoa se dedicaba a alargar las posesiones conscientes de que habían sabido noquear al Ademar. Lentamente. Desde atrás. Sin excesivas exhibiciones individuales, sino más bien sustentados en una plantilla hoy por hoy muy superior.

Y eso que los leoneses salieron bien plantados a la pista del Palacio de Deportes, con un Pesic que aprovechaba para mandar a la red cada pase de Mosic, al que tampoco le tembló el pulso cuando le tocada desatascar el aturdido ataque leonés con su tiro exterior. Con el 2-2 en el marcador, la pareja de serbios se echó el equipo a la espalda colocando un 5-2 que a la postre se convirtió en un espejismo del choque que estaba por llegar. Fue sin duda el mejor momento de los de Rafa Guijosa, al menos en ataque. Pero se difuminó tan pronto como el pivote y su principal socio fueron neutralizados por los centrales de Bidasoa. Un tiempo muerto de Cuétara sirvió para volver a enchufar a los suyos, que justo antes de embocar los vestuarios ya mandaban con claridad. Ligetvári, David y Acacio trataron de frenar la sangría con sendos goles, pero lo cierto es que la primera parte acabó con un 9-12 y la sensación de que el Ademar no tenía el ritmo suficiente para darle la vuelta a la situación.

La afición leonesa no dejó solo al equipo pese al mal horario. F. O.P.

Solo las paradas de Biosca —hasta ocho claras en los primeros 30 minutos— frenaron a un Bidasoa que sabía muy bien cómo romper el debilitado muro defensivo de los leoneses. Con un Gonzalo Carou tocado, Rudy Seri y Salinas se dieron un festín goleador propio de los grandes genios del balonmano.

La segunda parte comenzó calcando el guion, con un Bidasoa Irún tremendamente eficaz en ataque que en el minuto 40 dominaba 13-17. Fue a partir de ese momento cuando el Abanca Ademar despertó del letargo, dispuesto —esta vez sí— a demostrar por qué lleva dos años consecutivos conquistando el subcampeonato. David Fernández, Mosic y Ligetvári empezaron a soltar el brazo para alegría de una afición hasta entonces helada ante la propuesta visitante y los continuos fallos del Abanca Ademar en ataque. Los mejores momentos del cuadro ademarista llegaron con diez minutos aún por delante (17-19) y una marcha más —la que nunca debió bajarse— en defensa. Ahí comenzaron las dudas de los irundarras, que ya no veían la portería defendida ahora por Slavic con tanta facilidad.

La tuvo el Ademar para empatar la contienda en dos ocasiones, pero en ambos casos se precipitó fruto de los nervios. El tramo final de partido fue un quiero y no puedo de los de Guijosa que, si bien es cierto no se fueron del encuentro en ningún momento, daban la sensación de no tener físico para más. Todo lo contrario que Bidasoa, al que las continuas rotaciones le hicieron llegar más fresco al tramo decisivo. No puso ser. La remontada —o cuanto menos la igualada— se antojaba imposible y la bestia negra del Abanca Ademar de esta temporada volvió a llevarse la victoria.

Los leoneses se quedan quintos en la tabla a cuatro puntos del Bidasoa y a tres de Granollers, próximo rival en Liga en la que ya se aventura como la batalla de las batallas. Un nuevo traspiés puede tirar por tierra el objetivo.

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