Diario de León

La actuación del colegiado gallego bordeó el esperpento y el ridículo

Un horror llamado Bastos Martínez

La actuación que tuvo ayer el colegiado gallego Bastos Martínez y sus auxiliares Fernández Pérez y Doval Taín es digna de estudio. A pesar de no influir en el resultado final,

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Roberto Arias Redacción - LEÓN.
León

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El partido que ayer disputaron Cultural y Motril estuvo dirigido por el colegiado gallego Bastos Martínez, auxiliado en las bandas por Fernández Pérez y Doval Taín. Es difícil de comprender como un árbitro como éste puede dirigir un encuentro de una fase de ascenso a Segunda División A, salvó que el Comité Nacional de Árbitros, empeñado en rejuvenecer el arbitraje al precio que sea, quiera reirse de los clubes, los protagonistas y los aficionados. Ayer tomó decisiones que bordearon el esperpento. Hasta el punto de expulsar a un jugador granadino por doble cartulina amarilla. La primera, por beber. La segunda por simular un penalti, que por cierto, si fue. Después, fue Sergio el que se llevó la cartulina admonitoria también por beber, haciéndole ver el árbitro que se la mostraba porque antes lo había hecho con un jugador rival. La distancia a la hora de situar las barreras para el gallego no existe, salvo que tenga un metro que mida menos. La que más lejos estuvo del balón la colocó a seis metros aproximadamente. Quiso controlar el encuentro a base de tarjetas. No lo consiguió aunque se hinchó a enseñarlas. Hasta el punto que Suárez y Sergio la vieron por la Cultural. La roja directa a Raúl Ibáñez no admite dudas. El jugador debe recapacitar, porque flaco favor le hizo a su equipo. Al Motril fue un rosario. Burgos, Matías, Martínez, Castillo, Nandy, Diego López, Ortiz, Samuel, Raúl Martínez (2) y Nene Montero fueron objeto de sus iras. Raúl Martínez y Nene Montero vieron además la roja. El técnico directa. Su mejor virtud estuvo en seguir el juego de cerca, aunque en alguna ocasión estorbó por no correr bien la diagonal. Señaló un total de 19 faltas a favor de la Cultural, de ellas 10 en el primer tiempo; por 10 a favor del Motril, de ellas también 10 en el primer periodo. Decretó 5 saques de esquina a favor del ataque leonés, dos de ellos en la segunda parte, por tres a favor del ataque granadino, todos en la primera mitad. En el apartado del fuera de juego en dos ocasiones castigó al ataque culturalista con esa posición, una en cada periodo, por seis a los andaluces, repartidas equitativamente en cada tiempo. Por contra sus auxiliares se comieron algún fuera de juego más, a la vez de decretar alguno que no lo fue, sobre todo el que estuvo en la banda de la tribuna oeste. Para colmo, omitieron árbitro y asistente una clara mano de Iván Alonso al coger el balón fuera del área cuando un atacante visitante puso en aprietos al meta. En resumen, arbitraje calamitoso de un colegiado malo de solemnidad que no está para esta categoría.

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