Diario de León

El campeón del Mundo estrena su palmarés en el Tour, en la etapa señalada por el Telekom

Freire le amarga el día a Zabel

«Pude seguir a Zabel, pero muchas veces te quemas siguiendo a un corredor. He dejado pasar a McEwen, que me ha cerrado, pero le he superado». Óscar Freire e

Freire sube al podio del Tour vestido con el maillot arco iris; sólo Hinault logró algo similar

Freire sube al podio del Tour vestido con el maillot arco iris; sólo Hinault logró algo similar

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Benito Urraburu - SARREBRUCK.
León

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Apoyado por Pedro Horrillo, que se está convirtiendo en un lanzador de nivel internacional, Freire superó al australiano Robbie McEwen en los metros finales, por el lado cerrado, y a Erik Zabel. Desde que Bernard Hinault se impuso en cinco etapas en 1981, ningún corredor con el maillot de campeón del mundo había ganado una etapa del Tour. Es un maillot maldito para la prueba francesa, entre otras razones porque quien lo lleva suele ser un corredor que se centra en las clásicas. Además, es el primer sprint que gana un corredor español en el Tour desde 1987, en Troyes, cuando el asturiano Manuel Jorge Domínguez logró ganar al ser descalificado el italiano Guido Bontempi por dopaje. Antes, en 1978, el guipuzcoano Miguel Mari Lasa ganó al sprint en el velódromo de Biarritz. Veinticuatro años después, Freire ha reivindicado una especialidad que no tenía un corredor como Óscar desde los tiempos de Miguel Poblet. La parte final de la etapa tuvo a varios equipos como protagonistas, trabajando para esa llegada. El que más se movió fue el Telekom, pero también colocaron hombres en cabeza el Lotto, Domo, Lampre. Freire estuvo cuarenta días sin competir entre el G.P. Francfort y la Euskal Bizikleta. Iba a ir a correr los Cuatro Días de Dunkerke pero perdió el avión en Valencia. Se marchó a Alicante con su compañero de equipo Pedro Horrillo y antes de llegar a Luxemburgo corrió la Volta a Cataluña y el Campeonato de España. Ha llegado al Tour con 36 días de competición. «Este triunfo es importante, pero el del mundial de Verona lo fue más. Aquello no lo olvidaré nunca». Freire, una persona despistada en su vida normal, es un lince en los metros finales, en las llegadas. La etapa se corrió a una media horaria alta, 41,793 kilómetros por hora, y se produjeron muchos intentos de fuga, con los franceses Chavanel y Berges metidos en una escapada, junto a Husvod. Esos tres corredores mantuvieron el tipo durante la etapa hasta que les cogieron, a los dos primeros, a 31 kilómetros de la meta. Husvod (Credit Agricole) tuvo problemas musculares y sus compañeros Voigt y Sebastién Hinault atacaron, pero la llegada en grupo estaba cantada. El final ya lo conocen. Cuando Óscar Freire está mínimamente arropado en una llegada es capaz de ganar a cualquiera. Su victoria en el Tour, en Sarrebruck, la ha conseguido ante los hombres más rápidos del mundo si exceptuamos a Mario Cipollini. La diferencia es que ellos, Zabel, sobre todo, y McEwen, están mucho más arropados. Basta con ver la artillería de Zabel: Weseman, Hondo y Fagnini. Además, Freire tiene en su equipo a Tom Seteels, y eso condiciona para quien se trabaja. Menos mal que Pedro Horrillo y el suráfricano Robert Hunter le ayudaron. Con Freire siempre hay que contar, en cualquier circunstancia, a pesar de que la llegada era ideal para sprinters puros. A Zabel y McEwen les ha dado un susto importante.

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