La política de precios echa para atrás a la afición

A diez días vista de que el Atlético de Madrid aparque el autocar a orillas del Bernesga, las taquillas del Nuevo Estadio abrían las ventanas para que los aficionados puedan pasar a retirar sus localidades. La primera jornada de venta de entradas arroja un saldo de 300 entradas vendidas para los abonados y 200 para los no abonados, una cifra estimada como buena desde el club. La política de precios de la Cultural para este partido, con respecto a los abonados, ha tomado la pauta del pasado año, cuando el Deportivo de La Coruña venció en León, como válida y no ha variado los precios. Esto no parece haber motivado a los socios, que esta temporada rondan los 5.000 y podrán disponer de su reserva hasta la misma fecha del partido, pues tan sólo 300 es un número que se antoja corto pese a la distancia que resta para el día del encuentro. De todos modos, los responsables culturalistas esperan que el goteo sea continuo. Más fría ha sido la acogida que los no abonados han dispensado a la apertura de taquillas. Esta parte de la afición es la más desfavorecida por el establecimiento de precios. Pese a que Carlos García, vicepresidente de la Cultural, aseguraba en la última junta general de accionistas que «lo que importa son los socios, los que no que se hagan», el ambicioso objetivo de llenar las 13.000 localidades del estadio quedará demasiado lejos si no consiguen atraer a los no abonados. Por ahora, solamente cuentan doscientas butacas retiradas por quienes no son socios de la entidad.