Diario de León

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«Siento el escalofrío del debut»

«Tengo la misma emoción que el día de mi primer partido con el Argentino Juniors, con 15 años. Jugamos contra el Gimnasia y Esgrima y empatamos a uno. Siento el mismo escalofrío, un partido de verdad ¿quién lo iba a decir?».

Fernando Redondo volvió a jugar con el Milan a los 33 años al recuperarse de su lesión en la rodilla

Fernando Redondo volvió a jugar con el Milan a los 33 años al recuperarse de su lesión en la rodilla

Publicado por
Iñigo Domínguez - ROMA.
León

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Pero este miércoles, después de dos años y cuatro meses de retiro forzoso, saltó al campo con la camiseta del Milan. Aunque parezca mentira, fue su primer partido oficial con el club italiano, que lo fichó hace una eternidad, en el verano de 2000, sólo para ver cómo se lesionaba al cabo de unas semanas, un 19 de agosto. El ex madridista disputó el primer tiempo contra el Ancona, de segunda división, en un encuentro de la Copa Italia. Daba miedo verle ir a los encontronazos, pero su marcador, Montervino, ya le perdió el respeto en el minuto 13. Redondo aguantó la carga y desde entonces fue a más. Dirigió el juego desde su posición habitual, en el centro del campo, un poco escorado a la izquierda y se movió con toques de clase. En algún momento se le colaron los atacantes, pero se entregó a fondo. Al final, 1-1, como en aquel partido contra el Gimnasia y Esgrima. Brilló el brasileño Leonardo, que también regresaba después de un año. El entrenador, Carlo Ancelotti, confía en los dos. «En el descanso me he quedado mal, quería jugar más, pero está bien así. Debo empezar poco a poco. Me falta el ritmo, la condición física, pero sé que el primer mes servirá para recuperarla», comentó satisfecho el argentino. Redondo vistió el número 5. Nadie lo quería, era el de Costacurta en los días mágicos del Milan y ni el mismo jugador lo ha recuperado cuando ha vuelto al equipo. Pero Redondo dio otra muestra de sus conocidos golpes de carácter. Si no fuera por ese talante quizá ya hubiera colgado las botas. Lo curtió cuando decidió no ir con la selección argentina al Mundial de Italia 90 para poder continuar sus estudios de Económicas (aunque luego no terminó la carrera). También fue muy sonada su negativa a cortarse el pelo, exigencia del seleccionador Passarella, que le cerró un tiempo la puerta de la albiceleste. Ahora lo lleva corto. Todo eso le debe de haber servido. Llegó al Milan como mejor jugador de la Copa de Campeones, tras ganarla con el Real Madrid, y de la noche a la mañana se convirtió en carne de fisioterapeuta. Era una estrella apagada, pero por lo menos no cobraba como si no lo fuera: renunció a su sueldo mientras no jugara.

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