Diario de León

Fútbol | Supercopa de España

Pulso de titanes... y triunfo en blanco

El gol de Valverde en la prórroga mete en la final de la Supercopa de España a los de Ancelotti, que sufrieron ante un rival que nunca se dio por vencido (2-3)

Fede Valverde, que salió a los 82 minutos en sustitución de Modric, fue el autor en el minuto 98 del 2-3 con el que el Real Madrid se clasificaba para la final. JULIO MUÑOZ

Fede Valverde, que salió a los 82 minutos en sustitución de Modric, fue el autor en el minuto 98 del 2-3 con el que el Real Madrid se clasificaba para la final. JULIO MUÑOZ

Publicado por
Óscar Bellot
León

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El primer Clásico oficial disputado fuera de tierras españolas resumió la grandeza de una rivalidad eterna. Se impuso el Real Madrid (2-3), que sumó su victoria número cien en los pulsos con su adversario más acérrimo, la quinta que llega de forma consecutiva. Pero confirmó también que el Barça de Xavi Hernández va por el buen camino en su afán de recuperar el esplendor perdido.

Los azulgranas se batieron con bravura, sometiendo por momentos con el empuje de sus jóvenes talentos a un contrincante que parecía de titanio. Por dos veces se repuso el bando del alumno más aventajado de Pep Guardiola de sendos mandobles propinados por el Real Madrid con la verticalidad y precisión quirúrgica a que acostumbra el bloque de Carlo Ancelotti. Primero Luuk de Jong, neutralizando otra diablura de Vinicius, y después Ansu Fati, equilibrando con su duende la diana de cada día de Benzema, mantuvieron elevado el estandarte del Barça, ofensivo y competitivo como manda su ADN.

Pero en la prórroga apareció Valverde, otra vez decisivo en el desierto, para sofocar la rebelión del Barça y meter al Real Madrid en la final de la Supercopa de España tras un litigio trepidante que esta vez no concedió espacio a la nostalgia. El relevo está servido y Xavi ya tiene un punto sobre el que apoyarse para resucitar al Barça. Ancelotti sufrió un varapalo considerable con la baja de Alaba por molestias musculares, lo que le obligó a rescatar a Nacho. Enfrente, Xavi dio la alternativa con el Barça a Ferran Torres en un once al que, además del ex del Manchester City, ingresaron directos de la enfermería Araujo y Frenkie de Jong. Era un envite clave para calibrar el punto de cocción en que se encuentra el proyecto del egarense, que puso toda la carne en el asador, pese al riesgo que aparejaba.

Alves y Vinicius, duelo de generaciones en la semifinal de la Supercopa de España. JULIO MUÑOZ

El preparador de Terrassa trata de devolver al Barça a sus viejas esencias, comenzando por esa presión elevada que fagocitaba a los rivales en los años de esplendor del ‘guardiolismo’. Una apuesta valiente, pese a que el planteamiento se amoldaba como un guante a los deseos de Ancelotti, más cómodo en un papel reactivo que con un rol propositivo. Así, el Barça comenzó mandando, aunque sin profundidad, frente a un Madrid más punzante a la contra. Primero Vinicius, con una carrera activada por Modric que exprimió el físico de Araujo, y luego Asensio con un zurdazo que no cogió suficiente rosca después de otro ataque centelleante engrasado por Benzema y Vinicius, avisaron de que una cosa era la posesión y otra, la capacidad de amenaza.

Porque la ambición del Barcelona sobrepasaba a su capacidad de despliegue, lo que permitía a los centrocampistas del Real Madrid encontrar espacios con facilidad. A ello se sumó otra rémora actual del conjunto culé: la candidez. La arrostran sus noveles y también veteranos curtidos en mil y una guerras como Busquets. El mediocentro quedó retratado en la acción que abrió el marcador. Le robó Benzema la cartera en la divisoria y desencadenó una transición lanzada por Modric y culminada por Vinicius, que superó a Araujo en la carrera y definió con la zurda al palo corto con precisión extrema.

La desventaja suponía un duro examen para la quebradiza moral del Barça, que encontró socorro en la figura de Luuk de Jong. Un despeje desafortunado de Militao que rebotó en la pierna del delantero permitió al ex del Sevilla prolongar la racha que le ha sacado de las catacumbas y devolver a su equipo a la vida.

Un Barça valiente

Agitó Xavi la coctelera tras el paso por la caseta, reintegrando a la actividad a Pedri tres meses y medio después de su última aparición en los terrenos de juego y buscando el desborde de Abde. Coincidiendo con los relevos, el Barça vivió sus mejores momentos frente a un Real Madrid que volvió tarde de vestuarios. Xavi se guardaba un arma nuclear: Ansu Fati. La activó mediado el segundo tiempo. Respondió Ancelotti retirando a un Asensio menos entonado que frente al Valencia, para sumar a Rodrygo a la ofensiva. Nada más entrar al rectángulo de juego, el paulista activó a Benzema, cuyo disparo combado se estrelló contra la cepa del palo de Ter Stegen. A la segunda, el lionés no perdonó. Superó Mendy a Alves y conectó con el ‘9’, que se topó en primera instancia con una gran respuesta de Ter Stegen pero recogió el pase de Carvajal tras el rechace del guardameta alemán para embocar a placer. No se dio por vencido el Barça, que mostró coraje y osadía. Perdonó Casemiro la sentencia mientras el partido se descosía. Trató de sellarlo Ancelotti con la entrada de Valverde, pero se topó con la estrella de Ansu Fati, que devolvió la igualdad imponiéndose de cabeza tras un centro de Jordi Alba. El gol del más brillante de los diamantes azulgranas galvanizó al Barça, que encajonó al Real Madrid. Primero Courtois y después Nacho abortaron sendas ocasiones pintiparadas de un cuadro enfervorizado que logró que su rival suspirase aliviado por la llegada de la prórroga.

Mantuvo pisado el acelerador el Barcelona en el tiempo suplementario. Tampoco varió su plan el Real Madrid. Reventó líneas Casemiro, que conectó con Rodrygo. Sirvió este al corazón del área, donde Vinicius dejó pasar, seguramente pensando en que a su espalda estaba Benzema. Pero el que embocó fue Valverde, protagonista de nuevo en Arabia. Su placaje a Morata dos años atrás abrochó la tanda de penaltis que dio la victoria al Real Madrid sobre el Atlético. Con su gol al Barça propició otra final, sin restar mérito a los azulgranas.

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