Diario de León
Los jugadores del Mallorca celebran tras marcar ante el Atlético de Madrid. CATI CLADERA

Los jugadores del Mallorca celebran tras marcar ante el Atlético de Madrid. CATI CLADERA

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El Atlético tocó fondo justo antes del parón liguero por el Mundial (1-0), incidiendo en una caída libre que ya se prolonga durante varias semanas. Lo de Son Moix fue otro hito negativo en una trayectoria que acumula cinco partidos sin ganar, dos empates y tres derrotas que le han dejado sin competición europea en noviembre y que en Liga le han descabalgado de los puestos de Champions. Sensaciones horribles en el entorno rojiblanco ya solo con el duelo copero ante el modesto Almazán en el horizonte inmediato. Después de ese encuentro en el que solo vale una victoria contundente y cualquier otra cosa sería un desastre, vendrán casi dos meses de inactividad competitiva en las que en el club colchonero tocará hacer una reflexión profunda sobre el futuro y la continuidad del proyecto de Simeone, en el momento más crítico en más de una década. Y es que la versión atlética ante el Mallorca fue la peor de todas, absolutamente incapaz de revelarse al tempranero tanto de Muriqi, que nació del fallo de Oblak y el posterior error garrafal de una defensa de papel. Consciente de sus limitaciones actuales, el Atlético apostó de salida por el fútbol control, replegado a la espera de sorprender tras robo a un Mallorca que tampoco se siente especialmente cómodo con el control de balón. Así llegó una incursión rápida colchonera en la que Morata optó por el pase a Griezmann cuando tenía todo a favor. Demasiado generoso el ariete madrileño en una acción que murió con el remate alto del francés.

Estaba la noche balear tranquila hasta que Antonio Sánchez pilló desprevenido a Oblak en un disparo lejano. El portero esloveno falló y dejó el balón muerto en el área, pero es que además todos los defensores colchoneros se fueron a por Jaume Costa y descuidaron la vigilancia a Muriqi, el matador bermellón, que estaba solo para empujar a la red sin oposición alguna. Enésimo desaguisado en la zaga de un conjunto con mandíbula de cristal y más nerviosismo para el ya de por sí neurótico momento colchonero.

Simeone agotó sus balas en la segunda parte con el regreso del capitán Koke y el debut de Reguilón. Ni rastro del decaído Cunha horas después de quedarse sin Mundial al no ser convocado por el seleccionador brasileño. Pero nada pudo detener otra debacle del Atlético.

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