Diario de León

La Francia de Mbappé debuta a lo grande en Catar

Dembelé y Mbappé celebran el tercer gol de Francia. EFE

Dembelé y Mbappé celebran el tercer gol de Francia. EFE

Publicado por
Colpisa

Creado:

Actualizado:

Francia se ha impuesto en Qatar una misión histórica. Repetir título. Eso no lo ha hecho nadie desde Pelé y Brasil en 1958 y 1962. La referencia talla la dificultad del reto. En el partido de estreno pasó al galope por encima de Australia (4-1) y descorchó sus talentos: el trote y el desborde de Mbappé, la conexión que establece Griezmann con el resto, el músculo de Rabiot y Tchouaméni, la electricidad por las bandas de Dembelé y Teo Hernández y, además, la puntería de Giroud, que con dos goles iguala el récord anotador con Francia de un mito, Thierry Henry: 51 tantos. Giroud los ha conseguido más rápido, en 115 partidos (por 123 de Henry). A falta de Benzema, la selección gala pisa firme con todo un arsenal de estrellas.

En el camino a Qatar, Francia se ha dejado muchos jirones. Cayeron lesionados Pogbá, Kanté y, a última hora, Benzema, su emblema. A esa lista se unió en el minuto 12 del partido ante Australia Lucas Hernández, con la rodilla derecha probablemente rota en la jugada que se prolongó con un pase de Leckie y terminó con el remate de Goodwin que adelantó a los australianos. Todo se le torcía a la selección gala. Sobre el estadio Janoub planeaba la maldición que acompaña a los ganadores del Mundial. Los tres últimos, Italia, España y Alemania, cayeron en la primera fase del siguiente campeonato. Francia defiende título en Qatar. El 0-1 le hizo tragar saliva.

Didier Deschamps, técnico galo, había encargado a Mbappé y a Dembelé ensanchar el campo. Eso abriría huecos a Griezmann, el eje, el jugador que de puntillas dibuja triángulos a dos pasos del área rival. Pero el gol australiano colocaba otra valla a saltar. Francia dudó durante diez minutos ante una selección llena de jugadores desconocidos, muchos formados en la liga escocesa. Un ejemplo: su delantero centro, Duke, juega en la segunda división japonesa. El escalofrío francés se calmó en el minuto 26. En la continuación de un saque de esquina, Teo Hernández arqueó el balón hacia el área y encontró, solo, a Rabiot, que ejecutó al meta Ryan. El empate sonó a alivio para el equipo de Deschamps, que a partir de ahí impuso su poder e inclinó el campo a su favor. Tuvo, además, ayuda rival. La defensa australiana se empeñó en sacar el balón desde la defensa. Al toque. No es lo suyo. Rabiot les quitó la bola. El rebote favoreció a Mbappé, que con un taconazo de genio permitió que Rabiot le regalara el segundo gol a Giroud. Francia se agrandó. Griezmann, omnipresente, le dejó en bandeja el que pudo ser tercer tanto a Mbappé. Falló. Australia, aun así, seguía viva. La defensa gala, sin Varane y con Upamecano y Konaté, dejaba vías de acceso. Y el australiano Irvine, firme defensor de los derechos LGTBI, besó el poste con un cabezazo. ¿Era un aviso para la segunda mitad? No.

Mbappé sentencia Mbappé sentenció tras un pase desde la otra banda de Dembelé. Se elevó sobre los dos gigantescos centrales rivales y firmó el 3-1. Enseguida llegó el cuarto. Mbappé ya estaba desatado con el apoyo en su banda del explosivo Teo Hernández. El tráfico por ese zócalo se saltaba todos los radares de velocidad. En una de sus galopadas trituró a su defensor y le envió el cuarto gol a Giroud, que así se colocó a la altura de Henry. Se emocionó. Ojos al cielo. Francia arranca con un 4-1 en su camino hacia la conquista de otro mundial. Mbappé quiere ser como Pelé. Nada menos.

tracking