CASO RUBIALES. Tomé sí reconoce que no la convocó debido a «la presión mediática»
«No castigué a Jenni por lo del beso»

Montse Tomé, durante su declaración de ayer ante el juez.
La entrenadora de la selección femenina, Montse Tomé, aseguró ayer en el juicio a Luis Rubiales que su decisión de no convocar a Jenni Hermoso tras la victoria del Mundial de 2023 «no fue un castigo", sino que se debió a una decisión deportiva, en la que influyó «la presión mediática». Tomé testificó en el juicio de la Audiencia Nacional al expresidente de la Federación de Fútbol por delitos de agresión sexual y coacciones por el beso que dio a Jenni Hermoso tras el Mundial, y en el que también se sientan en el banquillo tres exdirectivos cercanos a él, incluido el entonces seleccionador, Jorge Vilda.
La entrenadora, segunda de Vilda durante varios años, fue preguntada en reiteradas ocasiones sobre los motivos que la llevaron a excluir a la jugadora en la primera convocatoria tras el Mundial, cuando ella ya estaba al frente del conjunto femenino. «No fue un castigo, ningún castigo", ha asegurado a preguntas de la letrada de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) —acusación popular-, quien comparte con la Fiscalía la tesis de que no convocar a Hermoso pudo ser una de las represalias que sufrió por no acceder a lo que le pidieron desde el entorno de Rubiales: que saliese públicamente y dijese que el beso que le dio en la celebración del Mundial fue consentido.
Montse Tomé explicó que su decisión de no convocar a Hermoso para varios partidos de la Liga de Naciones, clasificatorios también para los Juegos Olímpicos de París 2024, fue «estrictamente» deportiva; consideró que «deportivamente» no estaba en las condiciones para enfrentarse a dichos encuentros.
En ese momento —ha añadido— la jugadora no había tenido el entrenamiento suficiente con su equipo y en sus dos últimos partidos había jugado 3 y 7 minutos. Sin embargo, la seleccionadora —que también alegó que no la convocó para protegerla— ha reconocido también que, además de lo «estrictamente deportivo", entonces la jugadora estaba viviendo una situación «muy desagradable». «La presión mediática que estábamos teniendo me hizo tomar la decisión y, como seleccionadora, creer que había otras jugadoras en mejores condiciones para defender la Selección", ha admitido, y ha negado que Rubiales o Vilda tuvieran intervención en su decisión.