Diario de León

OPINIÓN Martín

Un día para ir al fútbol

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León ha respondido a la llamada y hoy estará volcado con la Selección en el Nuevo Antonio Amilivia. Han sido muchos años de espera, paciente y esperanzada, para que se hiciera carne de realidad una promesa hecha hace no menos de un lustro, anunciada, con confirmación plena hace hoy dos años. Fue el 2 de abril de 2001 cuando se dio luz verde para que el entonces Nuevo Amilivia en vías de convertirse en tangible realidad, albergara el partido de la Selección frente a la selección de Armenia, Partido oficial, correspondiente a las eliminatorias previas para el Campeonato de Europa de Portugal. Puede que a muchos haya extrañado la respuesta masiva y entusiasta de la afición leonesa, también de los amantes del fútbol o a quienes se ven identificados plenamente con la Selección que representa, en el planeta futbolístico, a la tierra que les vio nacer. Hoy el Nuevo Antonio Amilivia, vestido de largo en plenitud, por vez primera en su corta historia, acogerá el evento respondiendo y correspondiendo plenamente, haciendo carne de realidad lo que a fuer de repetitivo ha llegado a tomar aposento en el campo, escasamente verde, del tópico. León con la Selección Española. No faltará el coro unánime con voces sonoras de aliento, dentro del marco estricto de la más estricta deportividad. Entusiasmo por los colores propios y respeto a los del contrario. El partido, que talmente se preveía y esperaba como una fiesta por la presunta superioridad del equipo español sobre el armenio, ha cobrado el interés añadido de la valía de los puntos en disputa, después del empate, un tanto fuera de pronóstico, cosechado por la Selección de Ucrania. No es que los puntos sean vitales, pero sí importantes para seguir navegando con viento favorable por la fase de clasificación. Sólo vale la victoria. Y para lograrla habrá que contribuir desde los graderíos con las voces de aliento capaces de actuar, como poderoso carburante, particularmente en momentos claves del partido y en aquellos posibles -esperemos que no probables- en los que los jugadores tengan que remontar alguna adversidad del juego. Y en esos momentos, si los hubiera, los viejos aficionados recordarán al bañezano Dúviz. Porque León también tenía a su «Manolo el del Bombo», aunque sin bombo. Sin otro instrumento que su potente garganta y sus poderosos pulmones, Dúviz era capaz de sacar el más profundo de los marasmos a los aficionados, recorriendo incansablemente el campo de espaldas al juego, que a él lo que le importaba y le satisfacía era dirigir el orfeón sonoro capaz de revolucionar sensaciones y pasiones. Será el primer partido internacional del fútbol en León. Tan sólo la Selección sub-18 -copia de arte menor, con todo respeto- visitó el viejo Antonio Amilivia. Fue en 1993, el cinco de octubre, San Froilán. Un partido de los jóvenes españoles, entre los que por cierto se encontraba Morientes (¿No se está echando en falta un delantero centro, auténtico ariete, en la Selección?) y la Selección Sub-21 de Portugal. El resultado, empate a dos goles. Hoy en el que sin duda es, y será, el día grande del fútbol leonés, todos esperamos y deseamos la victoria de la selección en esta ciudad. Punto final con estrambote, cual si fuera un largo soneto. Dirigirá el encuentro el árbitro israelí Alon Yafet, el mismo que en el reciente Portugal-Brasil expulsó a Roberto Carlos, abriéndose con el lance una vía estrecha o ancha (cualquiera sabe) hacia la fama. No deja de ser un interés hecho morbo, o un morbo hecho interés añadido al partido.

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