¿Una amenaza para el hombre?

En su tercer maratón, Radcliffe ha situado el récord mundial femenino de la carrera de 42.195 metros a menos de diez minutos del masculino, en poder del estadounidense de origen marroquí Jalid Januchi con 2:05.38. Nunca hasta ahora las dos plusmarcas habían estado tan cercanas, y eso que las mujeres sólo empezaron a correr maratón desde hace cuarenta años y sólo en Los Angeles''84 se abrió para ellas las puertas del programa olímpico en esta distancia. Van Aaken auguró en 1972 un futuro victorioso a las mujeres frente a los hombres en maratón, basándose en el metabolismo de las grasas y en su mayor volumen de tejido adiposo. Según su teoría, el metabolismo de los lípidos -explica el doctor Ignacio Romo- puede ser una fuente de energía de gran valor en los momentos finales de un esfuerzo físico de más de dos horas de duración, como ocurre en el maratón. Pero si la mujer tiene ventaja en términos de reservas de tejido adiposo, presenta, por el contrario, el inconveniente de su configuración anatómica: a igualdad de peso y talla, la mujer presenta un menor tamaño de pulmones y corazón y la mayor anchura de su pelvis, diseñada para facilitar el parto, disminuye la eficacia mecánica de la zancada. La guerra de los sexos, en cualquier caso, recobra plena actualidad con la explosión de Paula Radcliffe, que ha encontrado en el maratón una palanca capaz de lanzarla al estrellato después de resignarse durante varios años a un puesto secundario. La atleta de Norwich no había conseguido un solo podio olímpico, y en los Mundiales de 10.000 metros había sido segunda en Sevilla''99 y cuarta en Edmonton''01. Las distancias largas y el cross le han dado, hasta hoy, sus únicos títulos: campeona mundial de cross en 2001 y 2002, y de medio maratón en 2000 y 2001. La explosión deportiva de Radcliffe se produjo sólo hace un año, cuando ganó el título de 5.000 metros en los Juegos de la Commonwealth y la medalla de oro en los campeonatos de Europa de 10.000 metros en Múnich, con récord continental incluido. Su vida actual se resume en dos palabras: correr y dormir. Se entrena siete días seguidos en doble sesión y descansa por completo el siguiente. Acostumbra a dormir diez horas (de once de la noche a nueve de la mañana) y, pese a ello, no perdona la siesta. Radcliffe es partidaria incondicional de los entrenamientos en altura y corre unos 200 kilómetros semanales y se propone ganar en Atenas los títulos olímpicos de 10.000 metros y de maratón.