La Segunda B se rebela contra Padrón

Las cuentas de la Real Federación Española de Fútbol preocupan incluso a los clubes más modestos del panorama nacional. La Segunda División B se reparte las migajas de un pastel demasiado sospechoso. Por este motivo, los equipos implicados en la tercera categoría del fútbol español se unen para rechazar las cuentas presentadas por el vicepresidente económico de la Real Federación Española de Fútbol, Juan Padrón, y, a su vez, acordaron, tras reunirse los representantes de los mismos, la creación de una comisión compuesta por los integrantes de algunos de los clubes más significativos para verificar de algún modo los estados contables en determinados apartados, que influyen decisivamente en el aspecto económico de varias entidades. La pobreza que embarga a la categoría hace que algunos clubes sobrevivan con unos presupuestos mínimos y que las subvenciones a los clubes procedentes del Consejo Superior de Deportes sean una ayuda para sanear sus depauperadas economías. Las cuentas de la Federación no deben gozar de la confianza del Consejo Superior de Deportes, como tampoco de la Segunda División B, en la que milita la Cultural. De momento, Gómez Angulo ha remitido toda la documentación al Comité Español de Disciplina Deportiva para la apertura de una investigación previa a la incoación de un procedimiento administrativo, como corresponde a derecho. El Consejo Superior de Deportes ha congelado la subvención de 5 millones de euros (833 millones de la viejas pesetas aproximadamente) que otorgaba a la Federación. El presidente de la Liga, Pedro Tomás, ha remitido una carta a Ángel Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol, solicitándole los comprobantes e importes de la subvención al fútbol base (casi 4 millones de euros) de la temporada anterior y se lamenta de la falta de un control determinado que pruebe a dónde van a parar las subvenciones federativas para los clubes. Por esta razón, los clubes de la Segunda División B han decidido unirse para rechazar unas cuentas que no ven nada claras. Los interesados, algunos como la Cultural convertidos en sociedades anónimas deportivas, pretenden verificar cada número, con el único objetivo de sanear cuanto antes sus ínfimas economías. 80 clubes salpicados Subsistir en las categorías más bajas del fútbol español cuesta demasiado, sobre todo si se trata de clubes gestionados como empresas. Los propietarios tienen como único argumento, ante la falta de caudal crematístico, poner el dinero que corresponda para malvivir en la pobreza. Muchos clubes arrastran deudas que complican su existencia. Si además, las subvenciones, su oro más preciado, no llegan como debieran, la permanencia en competición oficial será, si cabe, todavía mucho más costosa.