Diario de León

León no pudo frenar a una máquina

León no pudo ayer con el Tenerife en el primer partido del cruce. Los de Quino Salvo iniciaron bien el partido y sacaron su mejor imagen, pero esto ocurrió tan sólo hasta que los locales se centraron en la pista. El Tenerife hizo valer su ampli

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Carlos Frá Enviado especial de LA LAGUNA.
León

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León se puso siete arriba de la mano de Julio González en los primeros instantes. Los de Salvo se sabían la lección y salieron centrados a la pista, mientras el Tenerife no terminaba de centrarse. Los locales tardaron tres minutos y medio en empezar a anotar, por lo que Paco García sacó a Reynés para dirigir el juego. El equipo estaba centrado en la pista y la dureza en el juego de ambos equipos apuraba aún más la tensión. Un rápido intercambio de canastas cerró el cuarto con 20-22 para León. Bajo los aros los locales anotaban fácil, pero sus aleros no aportaban nada. León sacó a Sony Vázquez por Julio, que ya se había convertido en el centro de las iras del público tinerfeño, «sustituyendo» a su buen amigo Martín Ferrer, tras anotar nueve puntos en el primer cuarto. Tenerife estaba cuatro arriba a los 13 minutos y ya no quedaba ningún jugador en pista de su quinteto inicial. Salvo dio entrada a Llorente y Jorge para dar descanso a Larragán y Reid, y como el Tenerife subía levemente su renta, el técnico sentó a un poco inspirado Tchiloemba para sacar de nuevo al pívot estadounidense. Con seis abajo a dos minutos para el descanso, un tiempo muerto permitió a Salvo reorganizar las ideas del equipo, pero el Tenerife elevó la renta a los diez puntos con un triple de Iván Rodríguez. El equipo local era ya una máquina imparable y León empezaba a diluirse en la pista. Al descanso, once arriba (46-35) para Tenerife, porque León había anotado 13 puntos en el segundo cuarto. Salvo sacó a su quinteto tras pasar por los vestuarios, al igual que Tenerife, que empezó a subir su renta paulatinamente hasta llegar a los 14 puntos a falta de siete minutos, porque el aro no quería los balones de León. Un balance de tres puntos en cinco minutos no auguraba nada bueno. La grada y el Tenerife se crecían mientras los de Salvo se perdían por la pista. Tchiloemba y Larragán entraron para dar un nuevo aire al equipo. El base madrileño había asumido la responsabilidad pero no era su día de cara al aro. Los locales estaban crecidos y su presión frenaba las opciones de León que veía como un imparable Yáñez ponía la ventaja tinerfeña en los veinte puntos. Y es que es difícil jugar cuando al rival le sale todo y a uno no le entra nada. Pero volvió Julio con su raza y Brown empezó a asumir directamente el protagonismo, lo que le permitió a León maquillar el marcador y tomar oxígeno para quedar 14 abajo al final del tercer cuarto. Había tiempo, pero a Brown y a Reid les cayeron sus cuartas personales, justo cuando Tenerife volvió a pisar el acelerador. Las canastas de León las devolvía de forma inapelable y hacía imposible cualquier atisbo de remontada. Salvo lanzó una presión a toda pista para apurar las complejas posibilidades, pero el Tenerife consumía los minutos con una docena de puntos a su favor que le otorgaban el mando y la comodidad en la cancha. Ya eran momentos tranquilos para el equipo local que veía la impotencia del rival, que se sentía impotente y deseaba que llegase cuanto antes el final del partido. La quinta de Brown a 2:35 para la conclusión del choque fue recibida por el público del pabellón puesto en pie. Fue el momento de la explosión de la afición tinerfeña, que se vio ganadora.

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