Queiroz y los millonarios

CUANDO era el técnico del Sporting de Lisboa, Carlos Queiroz sostenía que lo complicado hoy en día en el fútbol no es entrenar a deportistas, sino entrenar a millonarios. Queiroz, de 50 años, apodado «el profesor», lo decía en 1994 cuando en el Sporting destacaba un jugador de gran clase llamado Luis Figo, lejos todavía de convertirse en uno de los futbolistas mejor pagados del mundo. Nueve años después, Queiroz va a poder verificar si tenía razón. Es el nuevo entrenador del Real Madrid, el equipo de fútbol con mayor número de estrellas millonarias del mundo: Raúl, Zinedine Zidane, Ronaldo, David Beckham y el propio Figo. Un reciente estudio de France Football establecía la siguiente clasificación de jugadores «ricos»: 1) Beckham (15 millones de euros anuales entre salarios, primas y publicidad cuando aún estaba en el Manchester United); 2) Zidane (14 millones); 3) Ronaldo (11,7 millones). Es decir, los tres jugadores que más dinero ganan son del Real Madrid. En el estudio también aparecen Raúl, séptimo con 9,3 millones de euros, y Figo undécimo, con 8,6. Queiroz tendrá que lidiar con ellos y con el objetivo de combinar espectáculo y títulos. «Su reto», dice el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, «es ofrecer el mejor fútbol del mundo, puesto que está en el mejor equipo del mundo y con los mejores jugadores del mundo». Sólo le faltó a Pérez añadir «y los mejores pagados», pero el ambiente en el vestuario no está para bromas después de la no renovación de Del Bosque y del capitán Hierro sólo 24 horas después de haber conquistado el vigesimonoveno título de Liga del club blanco. Millonarios y molestos. El desafío de Queiroz es grande, pero apela al «profesionalismo» para convertir el vestuario en una balsa de aceite y para que apliquen su máxima de que «el fútbol es arte». Artistas no le faltan y a dos de ellos, Figo y Beckham, los conoce a la perfección. Elegidos, artistas y millonarios, a las órdenes de un «profesor» que, en palabras de su jefe en el United, sir Alex Ferguson, es una «fábrica constante de ideas». Necesitará muchas para mantener unidos y contentos a jugadores que se consideran cada uno de ellos el «número uno» del mundo.