Como SAD por rastrojo

La crisis de Baloncesto León, en principio con vías de solución, deja víctimas evidentes: el club y sus dirigentes. Una inocente broma de un buen amigo de Josecho Pardo expresa la situación cuando no dudó en preguntarle cuándo ingresará en prisión. Detrás de esa broma hay una realidad compleja. Los clubes se alimentan de dinero público y no sólo en León, porque incluso los galácticos se pagan a golpe de recalificación urbanística. España es el paraíso de la subvención, en todos los órdenes, y eso genera que tengamos las mejores ligas del mundo en los más exóticos deportes. No sea justo ni lógico, es la cruda realidad. El ciclismo era una isla de patrocinios, pero el cambio ha sido total y ya están entrando las instituciones. La paleta moda regionalista tiene efectos claros y las empresas huyen de patrocinar equipos porque el beneficio no compensa el daño dejado en la ciudad «rival», como bien sabe ya algún equipo local. Sin patrocinio llega el control político, tema clave en la crisis de León. Se huye de la pregunta sobre si la crisis de la Caja, claramente política, ha frenado la operación de pago a los clubes. Y nadie, ni unos ni otros, pueden decir que no estaban reiteradamente avisados sobre el problema de Hacienda porque incluso hace ya dos meses que caducó el aplazamiento que dio el Estado. Unos políticos y otros se han acusado de estar en el origen del problema o de haberlo agravado. Avisados estaban todos y es grave que han faltado a la verdad al maquillar el dato de las cifra real de deuda que al final ha resultado casi el doble al divulgado. También sobrevuelan contradicciones: Si el jueves había dinero por qué ahora tiene que ir a Pleno el tema... Por qué no se paga al otros clubes y es necesario esperar por León... Quién y por qué decidió filtrar el caso a la prensa... Lo cierto es que el daño al club es irreparable, tanto ante la sociedad leonesa como en sus futuras actuaciones, ya marcadas por la sombra del Cobrador del Frac. Y eso tiene un coste claro, al igual que los intereses sufridos por los retrasos en los pagos. También se daña a los dirigentes, porque las deudas pueden parecer fruto de la mala gestión y sólo se deben a que no llegó en fecha y forma lo prometido. Lo han sufrido todos los clubes, pero la diferencia es que a León no le ha valido el pataleo, porque el Ayuntamiento es el dueño del equipo. León ha quedado como SAD por rastrojo y sus enemigos han cargado sus armas. El equipo ha sido puesto en la picota ante los otros clubes y es la gran víctima de este trágico desaguisado.