Diario de León

Ademar echa mano al mapa de los atajos para sumar puntos sencillos Juanín: vuelve la verdadera esencia del alma de Ademar

León no quiso complicarse la vida y sentenció el partido pronto con una solvencia absoluta

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Partidos de trámite hay en todas las Ligas, menos en la de balonmano, por lo visto. Días grises deben estar permitidos en todos los clubes menos en Ademar. León se procuró ayer el pequeño homenaje particular de cerciorarse por enésima vez de ese inmenso patrimonio que puebla las gradas del Palacio va a más cada semana que pasa, y sólo por eso la victoria marista sobre el Cangas encontró más alicientes que los que refiere un simple marcador que, con diferencias abismales al descanso, se quedó en la recta final en un simple tanteador abultado, pero ajeno a ese instinto asesino que puebla a veces los guarismos de equipos como el Barça. Será por aquello de que humillar no entra en el decálogo de asuntos de la casa marista. Ganó Ademar. Nada de particular si no fuera que aún no siendo la tarde más propicia del mundo para acercarse, el coliseum marista volvió a meter 3.500 almas largas, y porque a la vista de que la tarde estaba propicia para las oportunidades, Víctor Díaz en la lista y Uros Zorman en la pista encontraron el punto generoso de Manolo Cadenas, que de paso, generó la ovación decidida de la grada. Buen balonmano No estuvo mal de balonmano el partido, pero la diferencia de niveles en las dos plantillas resulta más una excusa que un motivo para la paliza en que se convirtió el envite por momentos. León jugó un 6-0 defensivo creciente en el acierto a medida que fue pasando el partido, dio vacaciones parciales a Jorge Martínez en 16 minutos (1/9 en su estadística parcial) y probó primero el tino en la coordinación de Perales y Raúl Entrerríos o que Kjelling depende más de lo que creía de su estado físico, y en vista de que últimamente no es el mejor de los que ha conocido, terminó por dejar su plaza a Zorman. Así que después de empaquetarle al rival un 4-1 de salida que casi dejó ya muerto al rival de salida en cinco minutos escasos de partido, y hecho el cambio de porteros, el bloque de casa se aplicó a la norma de hacer bien lo que sabe y dejarse de florituras raras. Así Juanín finalizó tanto como le permitió la circulación a los extremos (mucho más prolífica ayer que en otras tardes) Roberto buscó más al centro su sitio en los movimientos y en los pivotes hubo oportunidad para los tres inquilinos del puesto, si bien es cierto que las ganas de Héctor siguen dejando un sabor especial en la grada. Así que cuando Kasper abrió el turno de los contragolpes y Cangas se vino abajo sabedor de que no tenía nada que hacer en el partido, el marcador se hizo holgado como no había conocido en casa en todo este año. Al intermedio ya había más goles en el casillero de casa sólo en media hora que en buena parte de los encuentros de otras pistas en una hora entera. El retorno a cancha tras el descanso, procuró al bloque de Cadenas la única situación de mediana dificultad que conoció el partido. Por exclusión casi simultánea, Ademar perdió a Prendes y Raúl Entrerríos. Muratovic se hizo amigo del personal con un par de cortes de manga al banquillo y a la grada, lo que le valió subir los decibelios del ambiente cada vez que tomó la bola en las manos. Y del testimonial 0-4 en el que se movieron los primeros minutos de la segunda parte, se pasó por la vía de apremio a la respuesta en forma de 3-0 (25-17) y todo a su sitio de nuevo. El conjunto de casa siguió aferrado al 6-0, a la vista de que en condiciones normales, funcionaba sin problemas, por más que Cangas se debatiera en las dudas entre 6-0 y 5-1 alternativo. Si acaso, sólo la bisoñez de la pareja arbitral, que llevó al arranque de la segunda parte cinco exclusiones en diez minutos, después de haber resuelto toda la primera entrega con sólo un par de ellas, alteró la calma que pedía la tarde. Aguantar con cuatro Llegó a quedarse también con cuatro jugadores en pista el bloque gallego, pero aguantó el tirón a las mil maravillas para lo que pedía el parcial, que no para la suerte del partido, porque hacía mucho tiempo que la suerte de los puntos estaba echada (25-18). Ni con Bustos, artífice en buena medida de la eliminación de Ademar en semifinales de la Copa Asobal del 2000 en Córdoba, a manos del FC Barcelona, ni con Ugalde en el extremo, después de haber entrado en una dinámica decadente posterior a su presencia en la selección. Cangas no hizo oficio en la pista salvo desde las individualidades del montenegrino Muratovic. Ademar siguió a lo suyo, y a diez minutos del final, ya se movía en la treintena de goles (30-20). El partido ofreció una última opción contra la rutina cuando Héctor puso en su sitio al controvertido lateral serbio, aunque fuera saliéndose un tanto de los márgenes de la deportividad. La tensión, innecesaria, salpicó a Alejandro López, técnico visitante, .que llegó a encararse con la grada. Lástima. Fue el único punto discordante del partido.

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