Diario de León

Holanda se salva en los penaltis de la sangría de equipos grandes

Suecia plantó cara durante 120 minutos y sólo fue derrotada en el duodécimo lanzamiento

El  holandés Van Nistelrooy es frenado por Mellberg para que no pise a su compañero Jakobsson

El holandés Van Nistelrooy es frenado por Mellberg para que no pise a su compañero Jakobsson

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Ignacio Tylko - faro
León

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Holanda logró ayer el pase a las semifinales en un partido en el que Suecia no le puso las cosas fáciles y el miércoles día 30 de medirá a Portugal -que también pasó en los penaltis- en el Estadio José Alvalade de Lisboa a las 20.45 horas. Pero vísperas de mucho, días de poco. Holandeses y suecos, más preocupados de no descomponerse que de arriesgar en busca de la victoria, se empeñaron en dar la vuelta al sabio refranero español y acabar sin goles el partido de los grandes delanteros. Cosas del fútbol, más lógicas en los limitados escandinavos que en la elegante escuela holandesa. Es cierto que hubo tres palos, pero cuando ya estaban todos exhaustos. Por segunda vez en la Eurocopa, un semifinalista se decidió en los dramáticos penaltis. Y esta vez, Holanda rompió con la maldición que le perseguía desde que se coronó campeona en 1988. Cayó en esa suerte ante Dinamarca, en las semifinales de 1992, contra Francia en cuartos de 1996 y ante Italia en penúltima ronda de hace cuatro años. En Faro, habían fallado Ibrahimovic y Cocu hasta que llegó Van der Sar, adivinó la intención del capitán Mellberg, y a Robben no le tembló el pulso. Holanda luchará ahora por una plaza en la final frente a Portugal. En el duelo de estilos antagónicos, desde el primer minuto los suecos trataron de contrarrestar con su descomunal fuerza al mayor talento de los holandeses. La lección se la sabían de memoria. Consistía en meter en pie a cada balón con más convicción que el adversario, al que así trataban de intimidar. Los de Advocaat también conocían de antemano que su clasificación peligraba si caían en la trampa y el partido caminaba por donde los escandinavos proponían. Nadaron y guardaron la ropa. Conocedores de las importantes ausencias del rival en defensa, buscaron, sin tampoco mucho descaro, romper por banda, donde Van der Meyde y Robben intercambiaron una y otra vez sus posiciones. En la reanudación el juego se hizo algo más movido, pero los minutos transcurrieron y a pesar de las ocasiones llegó la prórroga. Con dos equipos fundidos nadie pudo evitar la llegada de los penaltis.

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