Santi Pérez salió de León sin ser nadie y ya es el aspirante al oro

Dos días antes del inicio de la Vuelta a España, su nombre no aparecía entre la amplia lista de favoritos que parecía tener esta carrera. A dos días de finalizarla se ha convertido en un alternativa más que seria al maillot amarillo de Roberto Heras. Santi Pérez, el mejor escalador de la Vuelta con permiso del líder, es un hombre tranquilo fuera de la bicicleta. Se lo toma todo con calma, sin ninguna prisa. Es el último que llega al autobús del equipo, atiende a todo el mundo, y sus movimientos son muy pausados, tanto que en algún momento parece un dibujo animado. Álvaro Pino nos comentaba riéndose que «no me extraña que tenga veintiocho pulsaciones por minuto. En algunos momentos es como si no tuviese pulso». «Ahora se le puede ver, pero hace un año deambulaba por los hoteles como perdido, metido en su mundo, daba pena. Lo pasó tan mal que en algunos momentos llegué a pensar que se perdía como ciclista», nos decía Alvaro Pino, que lo fichó de Kelme pagando su cláusula «porque veía que tenía algo». Y es que hace dos años, Santi Pérez, el corredor que amenaza tormenta en Navacerrada, que quiere poner la carrera patas arriba, había ganado la etapa reina de la Vuelta a Portugal. Más tarde llegaría su fichaje con Kelme, y el Giro de Italia, «pero me faltaba tener continuidad, saber si era capaz de poder hacer una prueba de tres semanas». «El año pasado terminé la Vuelta y eso me vino muy bien. Este año llegué sabiendo que estaba por detrás de Hamilton y Sevilla. Gané una etapa; luego, otra. Ahora estoy segundo». Santi Pérez es el corredor al que más teme Heras, y no sólo pensando en Navacerrada. Va a llegar fuerte a la contrarreloj de Madrid. Termina contrato con Phonak y de momento no lo ha renovado, no han hablado. Pino tiene una confianza total en el de Grao: «Santi ahora mismo es un corredor que va a más y esto no está acabado».