Los montañeses dan la tercera lección consecutiva a la Ribera

La temporada 2004 de lucha leonesa quedó cerrada ayer, con el tradicional enfrentamiento de los luchadores de la Ribera y de la Montaña, poniendo el broche de oro la cena que ya viene siendo habitual donde se entregaron todos los premios y trofeos de la pasada campaña estival. En lo referente a la competición en triunfo terminó por tercer año consecutivo en manos de los montañeses, dando la definitiva caída para éstos, Eduardo Díez «El Oso de Pallide», pero el corro tuvo más aventuras de lo que en un principio se esperaba y los ribereños, no acusaron en demasía las ausencias de Alberto Rodríguez y Álvaro González, que tuvieron que perderse el corro debido a una sanción que cumplían por haber recibido tarjeta rojo en el pasado campeonato provincial. Rodrigo Fuertes, por parte de la montaña fue el encargo de inaugurar el corro, con la mítica frase «hay quien luche», saliendo su primer adversario, Daniel Pinto, que no pudo hacer frente a éste, con lo que los montañeses comenzaron a dominar un corro, que les fue claramente positivo desde el inicio hasta el final del mismo. El corro continuaba por sus cauces normales, alternándose las ventajas para ambos bandos, pero Mario del Blanco, luchador de la categoría D infantil, logró poner a los montañeses con una clara ventaja en el marcador, ya que él solito se encargó de dar cuenta de seis rivales, un hecho que le aseguraba claramente a él uno de los trofeos en juego, el tradicional mazapán que se otorga en este corro al luchador que más rivales consiga eliminar. Los luchadores juveniles infantiles siguieron saliendo al centro del corro, llegando los luchadores de la montaña con dos juveniles todavía en pista, mientras que por parte de la ribera, Víctor Oblanca, inauguró la salida de los luchadores senior, y no lo hizo mal. Logró equilibrar la balanza tirando a uno de los máximos exponentes juveniles de los actuales campeones, Diego Castellanos, pero Félix Martínez, puso freno a la escalada del de Villabalter, y tuvo que ser Luis Miguel Moro, el que nuevamente pusiera a la ribera en igualdad de condiciones. Muchas cosas faltaban por suceder en este Ribera contra Montaña, el más esperado por parte de la ribera era Clemente Fuertes, pero el montañés, Pedro Llamas, dio solución a la incógnita a las primeras de cambio y consiguió eliminar no sólo a uno de los baluartes del conjunto dirigido por Fernando Getino, sino a otros dos, a Jesús María Cabero y al actual campeón provincial de la categoría de semipesados, Daniel González, poniendo freno a la buena actuación del polvorilla, su compañero de peso y rival Juan Manuel Flecha. Roberto Rodríguez fue otro de los destacados por parte de la montaña, tres rivales se llevó a sus espaldas, poniéndole freno tan sólo, Jorge Yugueros, que a la postre este último luchador se llevaría el otro mazapán en juego, ya que tiró a seis rivales, que le valió a la ribera para dejar todo en manos de Jesús María Cabero y el reaparecido Julio Álvarez. Eduardo Díez dio cuenta del primero sin ningún tipo de apuro, pero más de veinte minutos le costó tirar al «Helicóptero» de Villarrodrigo, llevándose el triunfo la montaña, quedándole un as en la manga a éstos, Morín.