Diario de León

Cuando ruge la marabunta

El público, que alcanzó cifra récord en una competición tenística, llevó en volandas al equipo durante toda la final, animó sin descanso y demostró por qué Sevilla es especial

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Juanjo Baena - sevilla
León

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Cuando ruge la marabunta , película del director Byron Haskin, tuvo ayer un fiel reflejo en el Estadio de La Cartuja, en el cuarto partido de la final de la Copa Davis, protagonizado por Carlos Moyá y Andy Roddick. No fue el mismo escenario, evidentemente, porque la cinta de aventuras de 1954 se refiere a la jungla suramericana (en una plantación) y tampoco los protagonistas (Charlton Heston y Eleanor Parker, por un lado, y Carlos Moyá y Andy Roddick, por otro), ni por el lugar, aunque los veranos de Sevilla no tienen que envidiarle en nada a los del trópico. Pero los efectos fueron similares: las hormigas asesinas lo devoran todo. Y en La Cartuja Carlos Moyá fue el peligro devastador para los intereses americanos. Tres sets necesitó el jugador español para hacer doblar la rodilla del coloso americano -que no lo fue tanto sin los hermanos Bryan en la pista- y entonces provocó el rugido de «la marabunta» en los graderíos de un coliseo entregado a un portentoso Moyá. No fueron millones de hormigas asesinas, pero los 27.000 aficionados que retaron el frío de la mañana sevillana hicieron empequeñecer el rugido de los más peligrosos de los insectos. Hombrada de Moyá, y tras el correspondiente abrazo multitudinario con los integrantes del equipo español, el principal artífice de que España lograra la Ensaladera fue manteado por sus compañeros en medio del delirio de la marabunta del estadio. Luego, el delirio llegó incluso hasta el palco de autoridades, donde los Príncipes de Asturias -que habían vibrado en todo momento con el juego del balear- felicitaron efusivamente al triunfador de la Copa Davis (dio a España dos de los tres puntos necesarios, en sus dos partidos, al imponerse a Roddick y Fish). La fiesta no paró, porque el espumoso cava rompió la clausura impuesta en las botellas para salpicar a todos cuantos estuvieron por la pista y conmemorar una hazaña que fue esquiva en el 2003 en Melbourne, ante Australia. Los Príncipes, uno más Los Príncipes de Asturias, don Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz, se mostraron felices por haber presenciado el triunfo del equipo español en la final de la Copa Davis ante los Estados Unidos. Desde el palco de autoridades presidieron los dos encuentros de la jornada. A la princesa se la pudo ver expectante y nerviosa, como cualquiera de las 27.000 almas que poblaban las gradas de La Cartuja, mientras que el futuro Rey de España saltó impulsado como por un resorte desde su asiento cuando Carlos Moyá logró el punto definitivo en el tye break: el que daba la segunda Copa Davis de su historia al tenis nacional; como un hincha más «Estamos contentísimos. No sólo por cómo han jugado sino también por cómo nos han hecho disfrutar a todos», señaló el Príncipe en declaraciones a RTVE tras haber entregado junto a su esposa la Ensaladera de Plata a Jordi Arrese, que se saltó el protocolo y se fundió en un abrazo con ambos. Además, Don Felipe, que llegó a Sevilla junto a Doña Letizia el sábado, no tenía ninguna duda de la victoria de Moyá ante Roddick. «Teníamos confianza en él porque estaba muy fuerte y ya lo había demostrado el viernes», afirmó. «Estamos contentísimos. No sólo por cómo han jugado sino por cómo nos han hecho disfrutar» FELIPE DE BORBÓN Príncipe de Asturias

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