La Deportiva supo sobreponerse a las bajas, al Palencia y al árbitro (2-1)

La Sociedad Deportiva Ponferradina tuvo que sufrir hasta el final para conseguir la primera victoria en el 2005. Y eso a pesar de que al cuarto de hora los de Tomé ya mandaban en el marcador por dos goles a cero, algo casi nunca visto en la actual temporada. Sin embargo, el Palencia terminó siendo ese equipo incómodo que sabe obtener grandes rendimientos a su fútbol de fuerza lejos de La Balastera, con el sencillo argumento de acumular jugadores en el centro del campo para luego aprovechar arriba la corpulencia de Emilio y la habilidad del asturiano Capi, que ayer hizo un gol de bandera. El partido empezó con sorpresa porque Tomé se inclinó ayer por jugar con una defensa de tres, justificada por las ausencias propias y por las características del contrario. El técnico local trataba de contrarrestar su hipotética desventaja numérica en la zona ancha y lo conseguió en parte. Todo se complicó cuando a los cuatro minutos se lesionó Joaquín Bornes, el único central disponible ayer de los que forman la plantilla. Soto estaba sancionado y Povedano renqueante, por lo que los técnicos no quisieron arriesgar con el madrileño. Así las cosas, Bornes tuvo que retirarse con problemas en el gemelo después de llevar toda la semana entre algodones. Tomé decidió situar en su lugar al otro comodín del que dispone, a parte de Jechu, quien también estaba en el campo para cubrir la baja de Toñín. Entró Jesús, aunque después la marcha del encuentro aconsejó colocar también a Úriz en el eje de la zaga para aguantar las acometidas del Palencia. Con ese mal inicio, pocos esperaban que el encuentro se pusiera pronto de cara y además por partida doble. Tras un par de ensayos de Miguel, otra vez desacertado en el día de ayer, llegó un centro chut envenenado de Pedro Tarradellas desde la banda izquierda al que Kaiku no llegó por muy poco. Sin embargo, el escorzo del jugador vizcaíno llamó la atención del guardameta palentino Félix Campo, quien voló para cubrir el hipotético remate de Kaiku, dejando que el balón siguiera su curso hacia el segundo palo donde terminó entrando mansamente, para sorpresa de propios y extraños. Así pues, el gol hay que concedérselo a Tarradellas, si bien la intervención de Kaiku, aún sin tocar el cuero, resultó determinante para que se adelantara la Ponferradina. Acusaron el tanto los jugadores de Ismael Díaz porque sólo tres minutos más tarde la Deportiva marcaría el segundo. Fue como consecuencia de un gran pase de Miguel García, que lanzó en profundidad sobre Kaiku, ganando éste la espalda de los zagueros y plantándose ante el meta Félix Campo. Con un sutil toque de balón lanzó una vaselina que salvó la oposición del meta y después empujó el cuero a puerta vacía ante el delirio de la afición blanquiazul, que no daba crédito al hecho de que su equipo fuera capaz de hacer dos goles en el primer cuarto de hora. El técnico asturiano del Palencia, Ismael Díaz, se vio obligado a mover el banquillo buscando soluciones pese a que todavía restaban muchos minutos. Retiró a Gabi y Pelayo, dando entrada a Villahoz y Juanjo, mediado el primer tiempo. Esto le imprimió un carácter más aguerrido al juego de su equipo, ayudando el hecho de que la Deportiva se calmara un poco en su ofensiva al verse con dos goles de renta. Despierta el Palencia Sin llegar a crear mucho peligro, los morados empezaron a acercarse un poco más a la portería de Rubio. En vista de los acontecimientos, Tomé decidió equilibrar un poco más el juego de su equipo, ya que no tenía mucho sentido correr riesgos con dos a cero en el marcador. Vicente Úriz tuvo que retrasar su posición situándose al lado de Jesús. El peligro visitante estaba en las botas del espigado Emilio y del fino atacante asturiano Capi, situado desde el principio en la banda izquierda. Desde allí fabricó todo un golazo.