El Barcelona apacigua los ánimos con un día de placer en el campo

El Barça recuperó el ánimo con una convincente victoria ante el Osasuna en una velada zanjada con los tantos de Eto'o y bañada por las mágicas acciones de Ronaldinho y Messi. La noche empezó salpicada de tópicos. Demasiados para los amantes del fútbol. El reiterativo planteamiento defensivo de los visitantes del Camp Nou se vio acrecentado con Osasuna. El vasco Aguirre se superó. Cerrojo a lo bestia. Persecución individual a los centrocampistas azulgrana. Renuncia total al ataque y reducción del tiempo de juego. Al Barça se le planteaba un serio problema. El Osasuna cerró los grifos de su rival. Con Xavi y Deco bloqueados, el balón deambulaba por el terreno navarro sin criterio hasta que surgía la diminuta figura de Messi. Los intentos azulgrana por aumentar el ritmo eran baldíos. Ricardo tardaba una eternidad en sacar de meta mientras sus compañeros paraban las intentonas de su rival con continuas faltas con Ronaldinho como foco de atención. El brasileño perdió su eterna sonrisa por culpa del pegajoso marcaje de Izquierdo. Pese a la defensa rojilla y a los contratiempos de las lesiones de Belletti y Deco en la primera mitad, el Barça generó varias ocasiones para desnivelar el marcador. Un cabezazo de Messi al larguero tras un córner regalado por Muñiz Fernández abrió la lista. Le siguieron una veloz arrancada del argentino y un remate a bocajarro de Eto'o al filo del descanso solventadas por Ricardo. El relax del descanso se quebró en un instante. Messi se vistió de Maradona. Una tras otro se deshizo de todos sus rivales con el balón pegado a su bota izquierda. Su galopada la salvó Cruchaga como improvisado portero. La obra casi maestra de Messi abrió la veda. El Barça desató a sus ferias. El córner provocado por el argentino acabó en un cabezazo de Eto'o al fondo de las mallas. El Barça se agarró a ese tanto para desmadrarse. Aunque Eto'o remachó la sentencia a placer, la jugada vino precedida de un colosal taconazo de Ronaldinho para la internada de Sylvinho. Era la puesta en escena de otro crack azulgrana. Ronnie quiso emular a Messi en otra colosal internada abortada por Ricardo. El Barça recuperaba su mejor imagen ante un Osasuna rendido ante la evidencia. El Camp Nou necesitaba una noche de placer. El caso Echevarría dejó paso a la exhibición de Messi. Sus acciones levantaron el ánimo a la gradas soliviantado por el árbitro al no pitar un penalti de Cruchaga a Messi y encima sacarle tarjeta al argentino por simular. Una acción que pudo tener su importancia si Márquez no salva bajo los palos un remate de Valdo. Fue la única acción de peligro de Osasuna.