El leonés Manuel Suárez se alza campeón autonómico Un premio que llega «en casa»
El abandono del subcampeón de España, Santolino, en La Bañeza le otorga el título al de Navatejera
El leonés Manuel Suárez es el flamante campeón de motocross de Castilla y León. Una vez cruzados los datos de la quinta y última prueba del autonómico celebrada en La Bañeza hace diez días con la puntuación provisional de las cuatro anteriores el piloto de Navatejera sale vencedor de la edición del 2005. Y se impone nada menos que a Lorenzo Santolino, el subcampeón de España de 125cc. Suárez, que lleva 14 años compitiendo en los circuitos de motocross de todo el país, se proclama campeón de la categoría sénior-júnior 250cc curiosamente justo 10 años después de hacer lo mismo en 1995 en la categoría de 125cc. «Quién lo iba a decir después de diez años», manifestaba ayer. El leonés, que corre con licencia del Motoclub Bañezano, fue quinto en Villarcayo, cuarto en Aranda y segundo en las carreras de Arlanzón, Padiernos y La Bañeza, esta última el día seis de noviembre pasado, tal y como él mismo explica. «Llegaba cuarto clasificado al circuito de La Salgada y salí primero. Lorenzo Santolino venía primero, pero falló en la segunda manga y tuvo que abandonar», explica Manuel Suárez. «No lo esperaba, pensaba luchar para tratar acabar tercero o segundo... y mira», afirma eufórico con su flamante título, puesto que el resto de los que le antecedían en la clasificación general provisional hasta La Bañeza no presentaron tampoco oposición al de Navatejera. Manuel Suárez corre por afición vocacional desde hace quince años en el motocross. «Hago alguna prueba del nacional, la mitad más o menos: las carreras que más cerca me quedan de casa generalmente. No podemos hacer más, porque no hay más dinero», relata. Aunque también realizó el campeonato provincial de Burgos, las dos citas de Ponferrada y la de Astorga, aunque más cara a rodar y entrenarse para «su» competición, el campeonato autonómico de la especialidad. «Estoy todo el verano liao », apostilla el piloto leonés, que compagina los circuitos de barro y tierra con un empleo estable, una profesión para poder mantenerse él y su familia. Porque como pasa a la mayoría de los pilotos de motos o coches, este mundo no da para vivir; más bien al contrario, cuesta dinero al que compite.