La Deportiva supera al Alavés B y atisba los puestos de promoción (3-0)
El encuentro siempre estuvo controlado por los locales aunque la sentencia se hizo esperar Lucas: «Sufrimos demasiado para los méritos que hicimos»
La Ponferradina sigue demostrando su línea ascendente de las últimas jornadas y suma la tercera victoria consecutiva, gracias a lo cual ha pasado en quince días de la décimo segunda a la séptima posición y está a seis puntos de la cuarta plaza que ocupa el filial del Racing de Santander. Para completar estas dos éxitosas semanas, los discípulos de Pichi Lucas se encontraron ayer en El Toralín con un rival muy cándido que contribuyó en alguna medida al triunfo de los locales. Esto no puede restarle ni un ápice de mérito al triunfo de los bercianos porque ese marcador final, con ser amplio de por sí, bien pudo ser todavía más abultado si los propietarios del terreno hubieran aprovechan alguna de las ocasiones de que dispusieron. Y eso que el partido de ayer fue raro de verdad. Primero llegó un gol que muchos ni siquiera pudieron ver porque sólo se habían consumido cuarenta y cinco segundos cuando una mala cesión con la testa del visitante Adriano a su portero Nacho, dejó el balón a pies de Diego Ribera quien fusiló a placer aunque el valenciano se encontraba escorado a la izquierda. De este modo, el delantero procedente del Alicante suma su tercer tanto en otros tantos partidos y su racha particular coincide con la mejoría experimentada por la Ponferradina. Aquello parecía sinónimo de una goleada sencilla o como mínimo de una victoria sin agobios, pero no ocurrió exactamente así. Tuvieron que pasar nada menos que ochenta y seis minutos antes de que los locales sentenciaran definitivamente la contienda con el segundo gol, obra del lateral Chupri, rubricando más tarde Rubén Vega una victoria menos cómoda de lo esperado. Si sería raro el partido que Pichi Lucas vio cómo iban cayendo consecutivamente tres de sus futbolistas, hasta el extremo de que cuando se superaba la media hora de juego el técnico de Camponaraya había agotado el cupo de sustituciones por culpa de las lesiones. El primero fue Bornes y más tarde se resintió Gorka Soria. Ambos le habían dicho al míster que estaban recuperados de sus dolencias, pero luego se vio que no era así, o al menos que lo más aconsejable habría sido dejarles fuera del equipo, máxime ahora cuando están funcionando a la perfección los considerados suplentes. No contentos con ello, Toñín se dislocó el hombro izquierdo a renglón seguido, tras una mala caida luego de un salto con un contrario. Esto convertía el resto del partido y faltaba casi una hora, en una verdadera ruleta rusa en la que cualquier infortunio podía dejar a los blanquiazules en inferioridad numérica. Además, el Alavés, sin hacer nada del otro mundo, tuvo muy cerca el tanto del empate en el minuto 24, cuando Gorka salvó bajo palos un cabezazo del morenito Claude que se iba dentro a la salida de un córner. Aquel empate que pudo ser y no fue, habría sido totalmente injusto porque Soto falló un gol cantado cuando remató en plancha sin oposición en el segundo palo y mandó el balón fuera. Para más inri, al propio Soto le anularon luego un gol por presunta falta de un compañero sobre el meta Nacho. La ocasión más clara, con todo, estuvo en las botas de Rubén Vega que se fue de toda la defensa y puso el balón junto al segundo palo, pero por fuera, cuando se había presentado en solitario ante Nacho. La sentencia se hizo esperar En la segunda mitad se sucedieron las ocasiones ante el portal alavesista, sin que los de Vitoria dieran señales de vida en ataque. Rubén pudo marcar pero su cabezazo se fue arriba por poco. A Diego Ribera también se le marchó alto un lanzamiento con mucha intención tras cesión de Pavone. Diego Ribera volvió a perdonar después de una gran acción de Rubén Vega y Chupri, pero el valenciano no acertó a fusilar a Nacho y el meta salvó luego un lanzamiento de falta ejecutado por Asier. Cerca del final, Chupri marcó un golazo empalmando raso desde la frontal y Rubén hizo el tercero con un soberbio zurdazo.