Diario de León

La Deportiva ralentiza su avance con el tercer empate consecutivo

A diferencia de los últimos partidos. el cuadro berciano apenas se acercó a la portería rival

Pavone y Lander vuelan por los aires con Rubén Vega a la expectativa durante el encuentro de ayer

Pavone y Lander vuelan por los aires con Rubén Vega a la expectativa durante el encuentro de ayer

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Ramón Díez - enviado especial | portugalete
León

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La Sociedad Deportiva Ponferradina sumó un punto en el campo del Portugalete que le permite aumentar su diferencia con el quinto clasificado, aprovechando la derrota del Racing de Santander B. Se trata del tercer empate consecutivo de los blanquiazules y también el tercero que acaba sin goles. Esto supone una merma en la puntuación que provoca el distanciamiento momentáneo de Salamanca y Real Sociedad B, aunque lo más importante ahora es cobrar ventaja con el quinto clasificado y eso, aunque lentamente, se está consiguiendo a la espera de tiempos mejores. El de ayer fue un partido complicado por muchas razones. Las reducidas dimensiones del campo y las urgencias del rival, hundido en la penúltima posición de la tabla gracias al empate de ayer y a la derrota del Alavés B en Lezama, eran dos complicaciones de antemano. A ello se unieron luego las adversas condiciones climatológicas que convirtieron el partido en un infierno por momentos. Y por último, también surgió la inesperada figura del colegiado aragonés que expulsó a Diego Ribera a los veintidós minutos por una patada por detrás al lateral derecho local, Gorka. Bien es cierto que antes los dos jugadores habían tenido sus más y sus menos cuando forcejeaban en un golpe franco botado por Asier y puede que el valenciano quisiera luego «pasar factura». Lo cierto es que los de Pichi jugaron con uno menos durante cuarenta y cuatro minutos porque en ese instante, el central portugalujo Alfonso Valín también se fue a la calle al derribar a Rubén Vega cuando éste se iba solo hacia la portería de Trevi. De ahí al final hubo igualdad numérica y también paridad en cuanto a las fuerzas de unos y otros. Los primeros escarceos pudieron darle ventaja a los bercianos porque Asier Salcedo mandó un obús junto al poste tras una falta cometida sobre Diego Ribera. El balón no entró por centímetros cuando Trevi estaba superado. Más tarde fue Pavone quien aprovechó un fallo de Iker Etxebarría para rematar forzado, saliendo también el balón muy cerca del poste. Replicaron los de Portugalete por medio de Zigor, cuyo remate se ajustó tanto al palo de Rubio que algunos llegaron a cantar el gol. No era un partido brillante ni tampoco se generaban ocasiones como otras veces porque ninguno quería perder y las precauciones defensivas fueron la tónica del enfrentamiento. Los vascos trataban de sacar partido a su fútbol de fuerza pero la zaga berciana nunca dio visos de debilidad. Alberto estuvo inconmensurable por arriba y por abajo, amargando la tarde a su tocayo y a Alain, los dos puntas que puso en liza González Etxebarría. Bornes le secundó, mientras que Chupri y Fuentes cerraron las bandas. Más problemas tenía éste último porque a Rubén le cuesta defender y el lateral Gorka subía en apoyo de Lander y Egoitz que intercambiaban constantemente sus posiciones. En los blanquiazules, Pavone quedó como referencia única arriba tras la expulsión de Ribera, multiplicándose en su trabajo de obstaculizar las intentonas de los portugalujos por llegar a la meta de Rubio. Es verdad que el Portu inquietó muy poco y la más clara de sus ocasiones se produjo en la segunda parte cuando Egoitz penetró en el área y remató casi sin ángulo al lateral de la red. Poca posesión y escasa fe La Deportiva suma tres partidos sin marcar pero lo preocupante es que ayer apenas llegó a la portería enemiga. En la segunda parte hubo dos o tres contragolpes sin final feliz. Rubén Vega asistió a Pavone y Brasi, pero sus remates no fructificaron. El propio Rubén podía haber roto el empate en la acción en la que Valín le derribó para evitar males mayores y ahí acabó la pólvora de la Deportiva. Una de las razones de tan escaso repertorio ofensivo estriba en que apenas tuvo el balón en su poder. Así es difícil crear peligro, si no era en un despeje largo y los de Pichi concedieron mucha posesión al rival, que no la supo aprovechar.

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