Diario de León

El Madrid ya es segundo al golear sin demasiado esfuerzo al Dépor

El Bernabéu despidió en pie a Ronaldo ante un triste equipo gallego que no disparó a puerta

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Luis Villarejo - madrid
León

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El Real Madrid firmó un segundo tiempo interesante y se aprovechó del Deportivo más débil de la última década para asegurar la segunda plaza en la Liga. Ganó el Madrid a un Deportivo a la deriva, con una actuación estelar de Cicinho, un tipo que tiene hambre de fútbol, que aparece por todos los rincones del campo y con ganas de ser alguien en el mundo del fútbol. El Madrid se levantó ayer, justo a una semana del gran clásico ante el FC Barcelona en el Camp Nou. Un Madrid-Deportivo de hoy no es ni sombra del pasado. Mucha nostalgia se vivió en el Bernabéu. De aquellos partidos heroicos cuando la Liga española era la mejor del mundo, con Mauro, con Bebeto, con Hierro. De aquel fútbol de alta escuela no queda nada. Un Madrid-Depor hoy es un partido más, sin trascendencia. El Madrid, sin estar bien, noqueó con solvencia y sin agobios al peor Deportivo que se ha visto en el Bernabéu. El Madrid se encontró enseguida con la mejor medicina: un gol madrugador, que no podía ser de otra forma tal y como iba el partido: en propia meta. Héctor, en un buen saque de falta de Beckham, desvió la pelota y sorprendió a Molina. El Deportivo no tuvo su día. Ni Sergio, ni Munitis, ni el joven Iago pisaron el área con autoridad. De Tristán no hubo noticias en todo el partido. Tristán estuvo desaparecido en combate. Al Madrid le costó hilvanar fútbol el primer tiempo. Eso sí, ha recuperado las bandas como patrón. Y por ahí, Cicinho y Robinho dan fuelle al equipo. Cicinho da muestras de querer toda la banda para él. Actuó de lateral, pero se comió a Beckham. Hubo acciones donde dobló al inglés llegando desde atrás. Y también hizo alguna brasileñada como perder un balón en su área al intentar un túnel. Y Robinho es imprevisible. Tiene chispa, pero es capaz de lo más grande y también de lo peor. Es un futbolista con cualidades, pero con un nivel de mejora indudable. No elige a menudo la mejor opción en carrera, se precipita en la entrega o abusa de individualismo. El partido fue irregular, con un público que se conforma con casi nada. Cualquier detalle es aplaudido en el Bernabéu, que ha bajado mucho el listón de exigencia. El Deportivo exhibió un perfil técnico bajo. No anduvo bien en la entrega. Tristán, a los 21 minutos, tiró sin fe a Iker. Fue el 'Dépor' un equipo triste, desangelado, superado. Víctor fue el único que intentó la remontada en sus lanzamientos desde fuera del área. Mención especial merece Ronaldo. Capaz de estar fuera del partido, de ser silbado por su desgana y de aparecer de repente, marcar a placer el 2-0 y reanimarse. El público del Bernabéu aplaude ahora mismo cualquier cosa. Y Ronaldo en cuanto hace algo, la gente se lo agradece. El socio sólo quiere que espabile. El Deportivo fue el rival ideal para esbozar una sonrisa en un año para el olvido. Tras el descanso, el Madrid borró del mapa al Dépor. Caparrós intentó cambiar con lógica el desastre del primer tramo, pero su equipo fue una caricatur. El Madrid comenzó a tocar, Zidane se divirtió y el Madrid se gustó, con ocasiones para todos. Para Baptista, para Robinho, para Ronaldo. En todas apareció Molina. Salvo en el gol de Sergio Ramos, que de cabeza, mandó a la red un pase de Beckham. Era el 3-0 y el fin del peor Dépor que ha pasado en los últimos años por el Bernabéu. En pleno festival del Madrid, hasta Baptista acertó con un libre directo para poner el definitivo 4-0.

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