España prepara el partido de mañana ante Letonia sumida en la confusión

Tras un día de descanso después del cansado viaje a Reikiavik -mucho más por pasarse toda la noche entre aeropuertos y aviones en un desplazamiento que parecía organizado por el enemigo que por el esfuerzo realizado sobre el césped-, la selección comenzó a preparar ayer lunes, sumida en la confusión, el a priori fácil partido de mañana ante Letonia. Ahora sí que un tropiezo en el nuevo Carlos Tartiere dejaría a España con pie y medio fuera de la próxima Eurocopa, a merced de suecos y daneses. La imagen ofrecida en Islandia dificulta la sintonía entre el técnico y sus jugadores, que pasó por momentos complicados tras el Mundial pero pareció reconducirse tras seis triunfos consecutivos desde que se ganó en el amistoso de Old Trafford. Luis Aragonés convocó hoy un reunión con los capitanes Casillas y Albelda para aclarar posibles malos entendidos, reconducir la situación, preguntarles por qué hicieron caso omiso al planteamiento y abusaron del pelotazo, y exigirles un mayor esfuerzo y compromiso en la recta final de la clasificación. El de Hortaleza barrunta varios cambios ante Letonia, un rival menor, ya sin opciones, al que España ganó 0-2 en Riga. Parece que Albelda sustituirá a Xabi Alonso, quien después de su expulsión en Islandia regresó a Liverpool y tendrá difícil recuperar la titularidad, y que Iniesta entrará por Joaquín, otro de los que volvió a las andadas en Islandia. Además, Cesc, un jugador con galones en el Arsenal pero infravalorado en el combinado nacional, podría tener su oportunidad en lugar de Xavi y, si acaso, Capdevila entraría por Pernía. Luis sigue indignado con la actitud mostrada por el equipo en la primera parte de Islandia, sobre todo porque muchos de sus hombres no cumplieron la orden de tocar por bajo y se dedicaron a quitarse el balón de encima. Por eso, la bronca en el descanso fue de las de padre y muy señor mío. El de Hortaleza, que no piensa traicionar a su filosofía de apostar por la técnica porque cree que es la única forma de que España se imponga a rivales físicamente superiores, se desgañitó a pie de césped pero, una vez más, comprobó que los jugadores hablan otro idioma. O no le entienden, o son incapaces y peores de lo que parecen o, simplemente, no comparten los métodos o peculiaridades de quien en la vida normal podría ser su abuelo. El propio Albelda explicaría después que ante la fuerte presión de los islandeses, la inferioridad numérica y el estado del terreno de juego, era preferible no arriesgar en defensa. Su compañero, Marchena, coincidió ayer con él en que la prensa ha exagerado las críticas y dio por bueno el empate. Luis, en cambio, no comparte esta opinión y lamenta la oportunidad perdida para dar un golpe de efecto en Reikiavik y aprovechar el tropezón de Irlanda en Letonia y el empate entre suecos y daneses. Sabe el técnico que la situación ha empeorado porque ahora el gran rival por el segundo puesto es Dinamarca, a cinco puntos pero con un partido menos.