En el desierto de los faraones

El aventurero leonés, Jesús Calleja, ultima los preparativos para participar en el rally desértico más duro del mundo después del Dakar, el Rally de los Faraones. Sabe que las exigencias serán muchas y su estado de forma no es el más apropiado en estos momentos. Sin embargo, ya ha encaminado sus pasos en dirección al desierto egipcio. «Me esperan temperaturas de 45 grados, un sol aplastante, arena, mucha arena, dunas catedral, y sobre todo muchos kilómetros de extremo desierto (cerca de 4.000). Estos son los ingredientes de un claro Desafío Extremo , y por lo tanto tengo que estar allí, a pesar de que nadie se cree que intente correr esta difícil prueba», manifestó. Y es que el pasado mes de abril Calleja sufrió un grave accidente con su moto en Marruecos entrenando para este Rally de los Faraones, pero sobre todo para el Dakar. «Una gigantesca duna con trampa, con la visibilidad muy mermada por la intensa tormenta de arena que estaba sufriendo, hizo que perdiera el control y me precipitara más de 20 metros al abismo y chocara brutalmente contra el suelo. Conclusión: una muy fea rotura de hombro en varios trozos, además de una complicada rotura de muñeca, también en diferentes partes», recordó. Ha sufrido tres operaciones, y aún le queda otra para el día 11 de octubre, tan sólo dos días después de que termine el Rally de los Faraones. Sin embargo, a pesar de todos los «pronunciamientos» en contra, su determinación es firme: participará en esta edición del raid de los faraones. «El cirujano, traumatólogo, los fisios, y mi entrenador me han prohibido correr este rally. Hace hace menos de un mes que pase por el quirófano, y me dicen que soy la persona mas inconsciente que han conocido, y que se trata de una autentica locura. Mi muñeca esta muy limitada, me falta mucha movilidad, tengo bloqueos óseos, y no hay prácticamente masa muscular. Solo he podido entrenar una semana en el gimnasio y con la moto, pues antes ha sido imposible, cuando para disputar este rally hace falta al menos un año de fuerte entrenamiento». «Pero yo -añade- que soy leonés y muy cazurro, me he empeñado en intentarlo. Llevaré una muñequera rígida que me bloquearé en parte la muñeca, así como una serie de inventos caseros para protegerme los maltrechos huesos, y no se como me las arreglaré, pero lo voy a intentar. Tengo un arma secreta, que es mi cabeza y capacidad de sufrimiento». Calleja sabe que este rally será un envite complicado. «Admito que es una locura, pero nunca tiro la toalla, y necesito llegar de nuevo al desierto y enfrentarme a las dunas de arena para saber si he quitado los miedos para poder disputar el próximo enero el Dakar». Y reconoce estar asustado. «Tengo miedo, més del que nunca he tenido en ninguna de mis aventuras. Todavía recuerdo el estallido de mis huesos durante el fuerte impacto de abril, y esas pesadillas me persiguen todas las noches. Necesito enfrentarme a mis miedos, y al menos poder intentar terminar algunas etapas. Solo así sabré si me podré enfrentarme al Dakar, y dormir las noches que me queden, hasta el próximo enero del 2008, sin pesadillas, hasta que comience el rally de todos los rallyes: «El Dakar».