Diario de León

| Balonmano | La fiesta de León |

Un grito unánime: Selección

Miles de leoneses convierten en San Marcelo la fiesta de celebración de la Copa Asobal en la reivindicación del puesto que debe tenerel Ademar en el balonmano nacional

Los jugadores rinden homenaje a Jordi Ribera mientras los aficionados coreaban en la plaza de San Ma

Los jugadores rinden homenaje a Jordi Ribera mientras los aficionados coreaban en la plaza de San Ma

León

Creado:

Actualizado:

león

Era una fiesta de celebración pero terminó siendo la de la reivindicación leonesa del Ademar. El grito fue unánime. Cambiaba sólo el sujeto. Así, la plaza de San Marcelo, llena a rebosar, atronó con su exigencia: «¡Sarmiento, selección!», «¡Castresana, selección!», «¡Ademar, selección!».

Iba a ser un homenaje de los jugadores a su afición y terminó siendo el homenaje de León a su equipo, a un gran equipo. En justa correspondencia, los jugadores corearon el nombre de la ciudad y cantaron a todo pulmón el Himno de León. En la plaza, a tope, los aficionados, que se contaban por miles, corearon el Himno del Ademar y el

. Más de cinco mil leoneses a grito pelado, justo después de que hubieran dejado de cantarse, allí mismo, el Ramo leonés y los villancicos de la tierra.

Tanta euforia desató la emoción de un siempre contenido Jordi Ribera, entrenador del Ademar. No era para menos. Mientras los políticos intentaban lanzar su mensaje en el salón de plenos del viejo Ayuntamiento, la calle tomó la palabra. A través de las ventanas, llegó nítido el grito de reconocimiento, el máximo galardón que un hombre prudente, que vino a sustituir al gran mito de Manolo Cadenas, puede obtener de una tierra casi tan parca como él. «¡Jordi, Jordi, Jordi!». Fue la apoteosis. Los jugadores se levantaron de los escaños, donde aguantaban a duras penas, y rodearon al técnico haciéndole reverencia. Fue el gran homenaje de la noche.

Luego vinieron otros. Todos a voces. Por ejemplo: «¡Julen, quédate!» (el jugadore se va al Ciudad Real) o «Sí se puede», directamente en español aunque sea la marca de triunfo de Barak Obama, el primer hombre negro que se sentará en la Casa Blanca.

Entre matasuegras y espuma de champán, Héctor Castresana terminó desnudándose casi por completo en el balcón del Ayuntamiento y haciendo amago de ir a bañarse a la fuente, con gran preocupación de los técnicos del Ademar. Un baño en Santo Domingo prometió el vicealcalde, Javier Chamorro, si el Ademar gana la Champions.

Promesas. En la calle, los hechos. «Yo soy de León», cantaba fuera de sí Stranovsky. Le siguió la afición y casi todos los que aún estaban en el salón municipal, esperando a que la multitud se disolviera.

Pero tardó. La juerga duró hora y media. Y la Copa Asobal, que en realidad es una bandeja, circuló de mano en mano por la plaza.

Fue una gran fiesta. El Ademar se la merecía. La afición, también. Y León.

tracking