El Begar apela a la épica pero no obtiene premio

León

Nunca una derrota es tan cruel como la que se produce en el último segundo tras una notable remontada. Eso es lo que le ocurrió ayer al Begar León en su duelo frente al Burgos en el que empezó ganando, fue posteriormente a remolque y cuando parecía iba a obrar una apoteósica recuperación se quedó con la miel en los labios fruto de una canasta postrera de Diego García a un segundo para cerrar el tiempo añadido. Todo en un choque espectacular en el que fueron precisamente los leoneses los que primero acertaron con el aro. Suyo fue el salto inicial ya el posterior triple que se prolongaba con un parcial de 7-0 en apenas dos minutos de juego. La defensa y el acierto ante el aro de Eulís y Rocchia provocaban el tiempo muerto del Burgos que servía para que los castellanos devolvieran la moneda a los de De Grado para llevar el pulso a un cauce de empates y mínimas diferencias. Báez, en una doble acción ofensiva, dejaba el electrónico en el 22-19 con el que concluía el primer cuarto.

Los siguientes diez minutos antes del descanso apenas se desviaron del guión que dominó la fase precedente. El Begar volvió a salir más enchufado de los dos minutos de asueto y ello provocó que el marcador se ensanchara hasta los seis puntos con dos acciones de Gilbert, triple incluido, y Álex González. Pero el Autocid no estaba dispuesto a que la desventaja fuera más allá y con un 0-7 a su favor cobraba a los cinco minutos de este periodo una ventaja que primero fue de un punto 27-28 y tras el 32-30 a favor de los leoneses un 33-37 que encendía la luz de precaución en la nave local. Y es que mientras a los de De Grado le costaba dios y ayuda anotar, máxime con la dureza que en la zona castellana permitían los árbitros a los visitantes, a los de Casadevall empezaba a funcionarle su juego de perímetro. Sanmartín y Lo Grippo a base de triples llevaron el choque a un 37-42.

La charla de Javier de Grado en el descanso sirvió para que su plantel saliera algo más atinado. Había que mejorar en defensa pero también acertar con el aro y evitar las pérdidas de balón. Transcurridos cinco minutos del tercer cuarto el electrónico reflejaba ya un empate a 52. Y eso que a diferencia de otros encuentros el rebote no era leonés. Pero fue sólo un espejismo ya que el Autocid, enrachado, provocaba un nuevo apagón en los leoneses que llegó a ser de ocho puntos a falta de un cuarto (59-67). El choque estaba frenético y el Begar León intentaba recuperar su sitio. A cinco minutos para el final los locales perdían por 68-76. Hacía falta un milagro y el Begar pujó por alcanzarlo. La épica empezaba a merodear en el ambiente y una canasta de Peterson permitía a los leoneses empatar el choque obligando a una prórroga tan intensa como incierta en la que un cruel final esperaba al Begar, la derrota tras acariciar el triunfo.