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Fútbol | Copa del Rey

El dilema de Guardiola en la Copa

El técnico del Barça recibe presiones para que hoy ante el Espanyol jueguen los cracks que aseguren el pase a semifinales de Copa, pero no quiere traicionar al denominado equipo B

Publicado por
P. Ríos
León

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Barça y Espanyol se juegan este miércoles (21.30 horas, Tele 5) una plaza en las semifinales de la Copa del Rey que está en el aire tras el 0-0 de la ida en el Estadi Olímpic de Montjuïc. Lógicamente, el favorito es el líder de la Liga, un conjunto que arrasa a sus rivales y que delante tendrá a una escuadra en zona de descenso, con sus jugadores más mentalizados en sumar tres puntos vitales ante el Recreativo el próximo domingo que en protagonizar una proeza en un Camp Nou hostil.

Sin embargo, el equipo blanquiazul no ha perdido en sus dos últimas visitas al feudo azulgrana. En la pasada Liga arrancó un 0-0 que le llevaría a la prórroga y en la temporada 2006-07 empató 2-2 con aquellos dos goles de Tamudo que arrebataron el campeonato al entonces equipo de Rijkaard para ponérselo en bandeja al Madrid. Y ese resultado, como el 1-1, sí que le valdría al Espanyol.

Por cosas así el Barça no piensa todavía en el choque liguero del domingo en Santander: hay ganas de triplete y para conquistar la Copa toca vencer. Y ya que el rival es el Espanyol, cuanto más holgura, mejor. Porque se trata de un derbi, uno de esos partidos que invitan a que los sentimientos se impongan a la razón.

Así se entiende que a Pep Guardiola le estén presionando estos días desde el entorno azulgrana para que alinee a sus figuras con el objetivo de evitar cualquier sorpresa. Ciertamente, aunque el entrenador del Barça mantenga un discurso de confianza total en su plantilla no es lo mismo arrancar con Messi y Eto-™o de salida que hacerlo con Hleb y Bojan, por ejemplo.

El bielorruso sigue sin adaptarse al esquema azulgrana. Suele jugar de extremo en un 4-3-3 donde se pierde en regates que no conducen a nada y su rechazo a buscar la portería contraria comienza a desesperar. Y Bojan tiene tanta necesidad de ganarse la confianza de Guardiola que juega acelerado, sin la calma suficiente para hacer valer su calidad. Se habla de Messi y Eto-™o porque son los goleadores, pero hay otros casos evidentes: Alves, Puyol, Touré o Xavi tampoco tienen un sustituto de su nivel.

El problema para Guardiola es que hasta ahora ha alineado en la Copa a un equipo B que le permitía mantener, como él mismo dice, «la salud en su plantilla», refiriéndose a la física y a la psíquica, pues tan importante es alinear suplentes para prevenir lesiones de los titulares de la Liga como lograr que los menos habituales se sientan importantes disputando atractivas eliminatorias de Copa.

Todo eso ha valido hasta el miércoles, el día que hay más en juego por culpa de ese 0-0 de la ida, «un resultado muy engañoso», tal y como recordó el técnico. Si da marcha atrás y juega con los cracks, muchos se sentirán traicionados. Quizás la solución sea un combinado. Sólo dio una pista: Valdés descansará y en la portería se mantendrá Pinto, titular hasta ahora en la Copa. Márquez y Keita son duda por culpa de unas molestias que arrastran desde el partido de ida y la única baja confirmada por lesión es Milito. El mismo día del partido se conocerá la convocatoria y el morboso once.

El Espanyol afronta el partido en cuadro, muy mermado por las lesiones de Tamudo, Moisés y Valdo, mientras que De la Peña, ya recuperado, será reservado posiblemente para la Liga. Mauricio Pochettino, aunque reconociendo que el partido es «inoportuno», avisó que nadie piense que van a tirar la Copa.

Eso sí, el técnico argentino dejó claro que su dilema es distinto al de Guardiola: «No hay plan A ni plan B en el Espanyol que se va a enfrentar al Barça. Tengo que obrar con sentido común».

Como demostración de que en Montjuïc piensan más en otras cosas, al cierre de esta edición intentaban cerrar los fichajes de Lucas Barrios, delantero de Colo Colo, y de Emerson, ex centrocampista del Madrid. La próxima temporada el Espanyol se trasladará a su nuevo estadio de Cornellà y empezar esa etapa en Segunda sí sería humillante, más que no clasificarse para las semifinales de Copa.

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